A Dios, que me es muy simpático
JARDIEL PONCELA
Cuando escribí, allá por el mes de marzo del año pasado, una entrada que titulé NIÑOS, dije que me refería a esos niños que son felicitados en sus cumpleaños, esos que son visitados por los Reyes Magos y el ratoncito Pérez. De los otros, los negritos, los que mueren simplemente por no disponer de un chorro de agua para lavarse las manos, de esos, prometí escribir en otro momento.
Ese momento no llega nunca. Es un asunto que me mata. Me siento ante el ordenador, empiezo a escribir y se me van las ganas. Lo dejo siempre para otro día, para mañana -"mañana ayunará Juanelo", nos decía nuestra madre cuando aplazábamos una tarea-. Así que a tomar viento mi promesa, no escribiré nunca ese artículo, ni siquiera hoy, Día Mundial del Agua.
Hay cifras que no digerimos fácilmente: más de nueve millones de niños -negritos, por supuesto- mueren cada año por causa de enfermedades leves. Enfermedades tan superadas por aquí que si alguno de nuestros pequeños enfermara de ellas no se libraría de ir al colegio esa mañana.
Salvo colaborar con alguna ONG, poco podemos hacer nosotros. Patalear. Solamente algunos gobiernos, las grandes fortunas y la Iglesia podrían acabar con semejante disparate, tan solo mandando aspirinas caducadas, pastillas de jabón y algún que otro Zahorí.
Están ahí, a pocas horas de El Vaticano.
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JARDIEL PONCELA
Cuando escribí, allá por el mes de marzo del año pasado, una entrada que titulé NIÑOS, dije que me refería a esos niños que son felicitados en sus cumpleaños, esos que son visitados por los Reyes Magos y el ratoncito Pérez. De los otros, los negritos, los que mueren simplemente por no disponer de un chorro de agua para lavarse las manos, de esos, prometí escribir en otro momento.
Ese momento no llega nunca. Es un asunto que me mata. Me siento ante el ordenador, empiezo a escribir y se me van las ganas. Lo dejo siempre para otro día, para mañana -"mañana ayunará Juanelo", nos decía nuestra madre cuando aplazábamos una tarea-. Así que a tomar viento mi promesa, no escribiré nunca ese artículo, ni siquiera hoy, Día Mundial del Agua.
Hay cifras que no digerimos fácilmente: más de nueve millones de niños -negritos, por supuesto- mueren cada año por causa de enfermedades leves. Enfermedades tan superadas por aquí que si alguno de nuestros pequeños enfermara de ellas no se libraría de ir al colegio esa mañana.
Salvo colaborar con alguna ONG, poco podemos hacer nosotros. Patalear. Solamente algunos gobiernos, las grandes fortunas y la Iglesia podrían acabar con semejante disparate, tan solo mandando aspirinas caducadas, pastillas de jabón y algún que otro Zahorí.
Están ahí, a pocas horas de El Vaticano.
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:(
ResponderEliminarNo sé si forma parte de alguna campaña de sensibilización del ayuntamiento (aunque me extraña con las elecciones tan cerca) pero hoy nos hemos levantado con menos de la mitad de agua. Abres el grifo y no hay presión, sólo un hilito, lavarse el pelo es una pesadilla así y no se puede poner la lavadora. Tan acostumbrados estamos a la eficacia de la comodidad que un incidente así me puso de muy mal humor...luego recordé a todos esos millones que nunca tienen agua en el grifo y que ni siquiera tienen grifos que abrir...
Un beso, Thorton
A nuestros niños no les falta de nada, es bueno pensar en los otros iguales en edad, pero, qué diferentes, hasta les falta el agua... Ni ratoncitos Perez, ni Reyes, ni juguetes, ni nada...
ResponderEliminarEn fin gracias amigo por recordarnos estas cosas.
Un abrazo fuerte desde mi Librillo.
Entiendo que te cueste escribir sobre ellos. Encogen el corazón, Presi.
ResponderEliminarCon sólo lo que has escrito, has dicho mucho, muchísimo. Eso sí, vendrán los que pueden acabar con tal injusticia y dirán que la culpa es nuestra. Ya se sabe que somos culpables mientras no demostremos lo contrario (una inversión del principio jurídico muy en boga ahora en España).
Un beso, querido Presi.
El Vaticano ni mentarlo, Profe, porfi. Hinchados y henchidos. Ricos hasta decir basta.
ResponderEliminarConque cambiaran de actitud, muchos niños podrían beber agua sin tener que ir a buscarla a kilómetros de distancia.
Un abrazo grande (alog triste después de leerte)
almalaire, qué relativo es todo y qué poco podemos hacer nosotros, patalear.
ResponderEliminarBesicos.
Rosario, qué escuela montarías tú en esos lugares y qué felices los harías. Lástima.
ResponderEliminarBesos.
Isabel, hoy toca el color negro y menos mal que no he escrito el artículo prometido.
ResponderEliminarBesicos.
Virgi, con respecto a la Iglesia, prefiero quedarme con lo de "Están ahí, a pocas horas de El Vaticano". Podría molestar y no es esa mi intención.
ResponderEliminarBesicos.
Es bueno no dejar de recordarlo constantemente y por eso tu escrito es necesario, porque las desgracias del mundo son más duras a través de los ojos de un niño. Cuando mis hijos emiten queja por algo (especialmente comida) solemos recordarles la situación de estos niños para que sepan la suerte que tienen (tenemos)y para que tomen conciencia de las desigualdades que mueven este mundo.
ResponderEliminarTu video de lo más elocuente.
Un abrazo maestro.
Como J.Poncela me pronuncio.
ResponderEliminarMultinacionales,Gobiernos,Multimillonarios, Empresas farmaceúticas,Iglesia,etc, etc..
Una vez leí que (como en tantos sitios,tantas cosas,tantas veces)en Holanda se tiraban a los canales miles de queso de bola porque había excedente. Jamás he podido borrar está imagen. Después nos dieron las huchas del Domunt y hale a la calle a pedir....
Valga mi anécdota para mover conciencias. Me resusltan insoportables las imagenes de estos niños...Nadie hacemos nada por nada.
Las ONGs son un granito de arena en el desierto de tantas carencias y de mucha muerte...
Mi querido profesor jubilado, recuerdo perfectamente aquella entrada. Yo acababa de llegar por el club y aquí me quedé de seguidora, miembro/a ja,ja..
Besicos.
Carlos, en ello estamos, pero me faltan ánimos para escribir todo lo que siento en este asunto.
ResponderEliminarTus vástagos están muy bien educados y, recuerda, no te enfades con ellos. Agáchate -sobre todo tú- y ponte a su altura.
Un abrazo.
Cabopá, es cierto, las ONG son insuficientes pero no veo otra forma de arrimar el hombro.
ResponderEliminarPrecisamente hace un rato charlaba con Mariano y me decía, como dices tú, que le indignaba cuando por motivos de excedentes se destruían alimentos. Estamos locos.
Besicos.
Me cuesta tanto trabajo como a ti escribir esta pequeña nota.
ResponderEliminarExplicar lo inexplicable es tan difícil como remediar lo inadmisible.
Cuando, con la naturalidad que nos caracteriza, abrimos el grifo y el agua no sale, con urgencia, con irritación desaforada y con malos modales, llamamos a quienes nos suministran "lo que no puede faltar en una casa", ¡hasta ahí podríamos llegar!
Nunca pensamos que el gasto de veinte litros de agua para lavarse la cara es un despilfarro para esa Naturaleza con la que tratamos de convivir.
Nunca pensamos en ese niño que se asoma tímidamente por encima de la tela de su chinchorro.
¿Para qué? ¿Para amargarnos el día? ¿Para pensar que debemos compartir? ¿Compartir? Y..., ¿eso qué es?
¡Ah!..., eso. Bueno, es que yo doy limosnas casi todos los días, ¿sabes?.
Buena resulta cualquier reflexion en ese sentido. Me temo que la solucion del problema de la desigualdad requiera una profunda reflexion que incluya la diferencia especifica mezclada con un examen de conciencia historica. Eso es dificil, poco practico y nada util para los que deberiamos hacerlo. Mi vision, sin tirar la toalla, es negativa.
ResponderEliminarEsta lluvia que los campesinos recibimos siempre con alborozo, me privará hoy de vuestra interesante compañia y de la posible cerveza. Otra semana será. Gracias, Sr. Director.
Por cierto, propongo un reto a todos los expertos en poesia que desfilan por aqui:
ResponderEliminarRecuerdo de mi infancia unos versos que recitaba mi padre sobre una abuela que contaba historias a sus nietos reunidos alrededor de su falda y que se van durmiendo sucesivamente. Solo me ha quedado "...Las tres cabezas hermanas, cayeron como manzanas..." Pistas que recuerde: Zelaya o Zozaya. Animo, no me defraudeis.
No molestarse, lo acabo de encontrar:
ResponderEliminarR. Alberto Arrieta
Tres cabezas y una
donde ha nevado la luna
- otro cuento mas abuela
que mañana no hay escuela
- Pues señor, este era el caso...
(las tres cabezas hermanas
cayeron como manzanas
maduras en el regazo)
¿ a que es bonito?
Antonio, ya decía yo que no quería escribir sobre este asunto, me mata, nos mata.
ResponderEliminarVengo de tu blog -menuda entrada- de verme la película completa, la ópera y el cuento ya los conocía. Es genial: "Fuiste a buscar lo que no habías perdido"; "Doña Reglita"; "No se puede confiar en un hombre que no tiene vicios"...
"Otra más"
Un abrazo.
Mariano, menudo disgusto se va a llevar tu tocayo cuando no te vea en la tertulia ni en la barra. Allí estaremos hasta tarde, por si te animas.
ResponderEliminarVeo que has solucionado la laguna que tenías con aquellos versos que te recitaba don José María. Que sea para mejor.
Un abrazo.
No es la primera vez que yo hago una reflexión como la tuya.
ResponderEliminarMe pongo a pensar en horas y distancias y casi me parece mentira todo.
Yo me levanto cada mañana segura de vivir otro día sin preocupaciones, mientras, a pocas horas, a ciertos kilómetros de distancia, otras mujeres, otros niños despiertan de sus pesadillas para comprender que la luz de un nuevo amanecer no cambiará nada de sus miserias y sus miedos. Horas que para mí pasarán como un soplo, tomándome un café o viendo televisión, donde se les recordará también, porque así lo exigen nuestras conciencias marcadas por las apariencias, pero parece ser tan lejos, que apenas sentimos un escalofrío, sin embargo es tan cerca, en un contexto marcado por una tecnología superior y ahí está la cuestión, las dos realidades lo son en un mismo mundo y no queremos verlo. Lo que más duele de esta humanidad es nuestra inhumanidad, porque es, cómo decir, selectiva y totalmente inútil para lo que importa.
Estimado Presidente, quiero felicitarte por esa sensibilidad que demuestras con todo el problema de la muerte prematura de tantos niños.
ResponderEliminarPertenezco a una ONG, Acción contra el Hambre, que contribuye, incluso con sus vidas, para paliar en la medida de lo posible tanta desgracia.
Gracias Thornton, eres grande, muy grande.
Salu2
Querido Amigo, muchas gracias por todo. He viajado por tu cuaderno con sosiego y esperanza.
ResponderEliminarUn abrazo
Paco
Hoy se cumplen cincuenta años de los "Conguitos".
ResponderEliminarSomos los conguiiitos y estamos requetebien, vestidos de chocolate con cuerpo de cacahué.
Somos redonditos, y siempre vamos a cien, con chispa, ritmo y marcheta para que lo
pases bien. Conguitos, vestidos de chocolate, con cuerpo de cacahué! Co-co-conguitos!!!
Se puede hacer todo.
Y se empieza con reflexiones como la tuya.
Un abrazo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarThornton, sé que no te agradan estos temas de "negritos" por eso valoro tanto que lo hayas traído a tu blog. Eres un crack.
ResponderEliminarHe leído tu anterior entrada "Niños" es una pasada. Escribes tal y como tú eres. Eres un padrazo, un abuelazo, un amigazo...
Besitos.
Chapó presidente, la hipocresía de nuestros gobernantes y de la Iglesia es asquerosa. Cómo pueden predicar el amor al prójimo y consentir semejante atrocidad.
ResponderEliminarBesos y más besos.
Mamen, qué bien dices las cosas. No obstante eres una de esas afortunadas tocadas con la gracia de los poetas.
ResponderEliminarBesos.
Parker, siempre tan amable. Esa ONG no me resulta extraña.
ResponderEliminarUn abrazo.
Paco Gómez, no sabes cómo le agradezco a Carlos que me haya puesto en contacto contigo. Ya no te libras de mí.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jose, yo también recurro a la ironía para tragarme ciertos sapos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gloria, ya sabes que "Mi sombrero y mis zapatos no son mis límites".
ResponderEliminarBesicos.
Lola, chapó por ti, siempre tan amable.
ResponderEliminarBesos.
Ya sabes que siempre vuelvo...
ResponderEliminarDe la misma manera que a veces leo y releo lo que me dejan los amigos en entradas anteriores,como no suelo contestar lo hago para devolver la visita, si no lo he hecho.
Gracias por reproducir tus hermosas palabras de afecto, es que te haces querer...
Tú lo sabes amigo profesor jubilado, yo también te quiero un montón... (amor bloguero,claro) Que no se enfade nadie.
Besicos.
Cabopá, tu entrada PERECiana me removió.
ResponderEliminar"Es tiempo de nostalgia.
¿Recuerdas?"
Carmen, yo te quiero un montón, dentro y fuera de las ondas hertzianas. Se enfade quien se enfade.
Besicos.