martes, 27 de septiembre de 2011

CUMPLEAÑOS


El pasado jueves fue su cumpleaños. Jugó su habitual partido de tenis y el muy iluso soñó que se sentía como en sus años mozos y que salía de la pista sin que le doliera ninguna parte del cuerpo. 
Le regalaron vino, zapatillas de pádel, un frasco de perfume y ningún libro.  Sus amigos le vitorearon en la barra de El Pasaje: ¡Viva el que gasta! Y remató el día  viendo –por enésima vez- la película Dos en la carretera.

 
 
Desde hace algún tiempo, cada 22 de septiembre, relee el mismo poema: Hay una línea de Verlaine que no volveré a recordar. / Hay una calle próxima que está vedada a mis pasos, / Hay un espejo que me ha visto por última vez, / Hay una puerta que he cerrado hasta el fin del mundo. / Entre los libros de mi biblioteca (estoy viéndolos) / Hay alguno que ya nunca abriré. / Este verano cumpliré cincuenta años; / La muerte me desgasta, incesante.

Ha cumplido sesenta y tres primaveras. Sabe de sobra que la vida va en serio y también sabe que la mejor manera de resistir el chaparrón es frecuentar bares rodeado de  amigos, jugar con la pelotita y embarcarse en cosas inútiles -Bobo que lo útil busca / Y no ve que la vida / Por tal motivo se hace más inútil-.

 Por muchos años y que todos lo veamos.







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