JULIO ALEJANDRO CASTRO y Rafael Azcona
tuvieron un breve encuentro y al acabar la charleta, Azcona se lamentaba
de no haberlo conocido antes.
Julio Alejandro fue todo un personaje: nacido en Huesca en 1906. Alumno de Ortega, compañero de Luis Rosales y amigo de Don Antonio Machado. Poeta, autor teatral, marino, aventurero y cocinero. Marchó a México y se quedó allí treinta y cinco años. En 1983 regresó a España, se instaló frente al mar de Jávea y tras 12 años mirándolo entonó su adiós a la vida.
Fue guionista de Luis Buñuel en títulos como Viridiana o Tristana. Escribió más de cien guiones y fue premiado con dos Arieles, los Goya mexicanos. Entre sus primeras obras figura un libro de versos, "La Voz Apasionada". El prólogo era nada menos que de Don Antonio Machado. Se lo prologó con un poema: "…Con el milagro de tu verso / he visto mi infancia marinera. / Que yo también de niño / ser quería pastor de olas / capitán de estrellas…".
Su libro "Breviario de los chilindrones" es una joya. No es tan solo un libro de cocina. Es más, no es un libro de cocina. Entre plato y plato te regala perlas así de brillantes: "En el día de mi tránsito, por la abierta ventana, quisiera mirar unas ramas de árbol movidas por el viento, y más lejos, el mar".
Julio Alejandro fue todo un personaje: nacido en Huesca en 1906. Alumno de Ortega, compañero de Luis Rosales y amigo de Don Antonio Machado. Poeta, autor teatral, marino, aventurero y cocinero. Marchó a México y se quedó allí treinta y cinco años. En 1983 regresó a España, se instaló frente al mar de Jávea y tras 12 años mirándolo entonó su adiós a la vida.
Fue guionista de Luis Buñuel en títulos como Viridiana o Tristana. Escribió más de cien guiones y fue premiado con dos Arieles, los Goya mexicanos. Entre sus primeras obras figura un libro de versos, "La Voz Apasionada". El prólogo era nada menos que de Don Antonio Machado. Se lo prologó con un poema: "…Con el milagro de tu verso / he visto mi infancia marinera. / Que yo también de niño / ser quería pastor de olas / capitán de estrellas…".
Su libro "Breviario de los chilindrones" es una joya. No es tan solo un libro de cocina. Es más, no es un libro de cocina. Entre plato y plato te regala perlas así de brillantes: "En el día de mi tránsito, por la abierta ventana, quisiera mirar unas ramas de árbol movidas por el viento, y más lejos, el mar".