A Gloria
-Nada.
-¿Adónde vas?
-A la revisión.
-¿A qué revisión?
-Tú no te enteras.
-¿De qué no me entero?
-De nada, déjalo.
-Pero ¿qué te pasa?
-Nada, que voy a que me hagan la mamografía.
-¿Otra vez?
-Hace ya un año.
-¿Sabes qué te digo? Que yo no me la haría.
-Claro, los hombres no os la tenéis que hacer.
-Ya, ya, pero me reconocerás que es una crueldad.
-¿Qué dices?
-Pues eso, que estás acojonada.
-¿Y?
-He leído que sufrimos más por lo que tememos que nos pase que por lo que realmente nos pasa.
-Tú lees mucho pero no te enteras de nada.
-Apuleyo decía que no sintiéramos la angustia hasta que fuera necesaria.
-Y ese Apuleyo se refería a la mamografía, claro.
-Esas revisiones te tienen asustada.
-¿Y quién vive tranquilo?
-Yo, yo no pienso en mi próstata.
-Pues deberías hacerlo.
-No soporto verte sufrir.
-Hablábamos de tu próstata.
-Yo siempre hablo de ti.
-No te preocupes, vuelvo enseguida.
-Espera, te acompaño.