“El sol que reinó sobre mi infancia
me privó de todo resentimiento”
A. Camus
A mis nietos, Manrique, Elena, Pilar, Gloria y Manuela.
Desde que soy abuelo se me ha acentuado la obsesión por la felicidad de los niños, de los niños que pueden ser felices, claro. Esos que son felicitados en sus santos y cumpleaños, esos que reciben las visitas de los Reyes Magos y el ratoncito Pérez. Los otros, los del sur, los que enferman simplemente por no poder lavarse las manos, de esos hablaré en otro momento, hoy no.
Con mis hijos he sido un padre blando, lo sigo siendo. He mirado siempre a mis hijos "con ojos de abuelo", los he mimado en exceso. Ni yo me he arrepentido ni ellos lo han lamentado.
Decía un joven pedagogo que mimar a los hijos es el mejor sistema educativo. Que sin ese amor exagerado que le dio su padre, no hubiese sido tan feliz. Eso no lo descubrió en la facultad, ni en ningún libro. Tuvo la suerte de disfrutar de un padre exagerado.
Cuenta una famosa escritora, que su hija, ya mayorcita, le dijo que era la madre más buena del mundo. Ella le respondió que su único merito había sido darle besos y decirle que la quería.
¿No les parece que la niñez está para disfrutar, para jugar y para ser feliz? La primera y más importante obligación de los adultos es hacer que esa felicidad sea lo más intensa posible. Nunca volverán a ser tan felices. Pronto despertarán del sueño de los niños, dejarán de ser inmortales. Crecer duele y los mayores lo sabemos.
En la película de Jean Renoir, El Río, un niño muere por la picadura de una cobra y recitan un monólogo sobre los niños que me parece sublime, cito de memoria:
Brindo por los niños. Habría que celebrar que un niño haya muerto como un niño. Que un niño haya escapado. Los encerramos en escuelas, les inculcamos nuestros tabúes, los enredamos en nuestras guerras y no pueden escapar. El mundo es de los niños, el auténtico mundo. Son libres como pájaros, son animales y no se avergüenzan. ¡Si el mundo estuviera poblado de niños !
Háganme caso, agáchense, háblenles con diminutivos y mímenlos, no sean severos con ellos. Y recuerden: ¿Qué sería de los niños sin la desobediencia?
me privó de todo resentimiento”
A. Camus
A mis nietos, Manrique, Elena, Pilar, Gloria y Manuela.
Desde que soy abuelo se me ha acentuado la obsesión por la felicidad de los niños, de los niños que pueden ser felices, claro. Esos que son felicitados en sus santos y cumpleaños, esos que reciben las visitas de los Reyes Magos y el ratoncito Pérez. Los otros, los del sur, los que enferman simplemente por no poder lavarse las manos, de esos hablaré en otro momento, hoy no.
Con mis hijos he sido un padre blando, lo sigo siendo. He mirado siempre a mis hijos "con ojos de abuelo", los he mimado en exceso. Ni yo me he arrepentido ni ellos lo han lamentado.
Decía un joven pedagogo que mimar a los hijos es el mejor sistema educativo. Que sin ese amor exagerado que le dio su padre, no hubiese sido tan feliz. Eso no lo descubrió en la facultad, ni en ningún libro. Tuvo la suerte de disfrutar de un padre exagerado.
Cuenta una famosa escritora, que su hija, ya mayorcita, le dijo que era la madre más buena del mundo. Ella le respondió que su único merito había sido darle besos y decirle que la quería.
¿No les parece que la niñez está para disfrutar, para jugar y para ser feliz? La primera y más importante obligación de los adultos es hacer que esa felicidad sea lo más intensa posible. Nunca volverán a ser tan felices. Pronto despertarán del sueño de los niños, dejarán de ser inmortales. Crecer duele y los mayores lo sabemos.
En la película de Jean Renoir, El Río, un niño muere por la picadura de una cobra y recitan un monólogo sobre los niños que me parece sublime, cito de memoria:
Brindo por los niños. Habría que celebrar que un niño haya muerto como un niño. Que un niño haya escapado. Los encerramos en escuelas, les inculcamos nuestros tabúes, los enredamos en nuestras guerras y no pueden escapar. El mundo es de los niños, el auténtico mundo. Son libres como pájaros, son animales y no se avergüenzan. ¡Si el mundo estuviera poblado de niños !
Háganme caso, agáchense, háblenles con diminutivos y mímenlos, no sean severos con ellos. Y recuerden: ¿Qué sería de los niños sin la desobediencia?
Agosto 2016: Tenía publicado a continuación un vídeo y hoy lo sustituyo por otro El de mis últimas Navidades felices.
Ay,mi querido profesor jubilado,además de abuelo, cuánta razón tienes, los besos y las caricias que se dan cuando son niños,ya nunca las volverás a dar cuando son mayores. No se dejan los muy...Yo creo haber sido una madre cariñosa y bastante blanda. Pocas veces habré dicho:No...Claro,que eso lo dirán mis hijos cuando sean padres,estoy segura.
ResponderEliminarSí algún día soy abuela,eso espero,ejerceré de muy buena gana.
Te felicito por los azules y por tus entradas ricas,muy ricas en ternura y conocimientos.
Ah,una cosa siempre te digo profesor jubilado y no presidente.Espero no molestar, para mi eres, ese profesor que me hubiera gustado tener.
BESICOS.
Se me ha olvidado comentar el vídeo¡¡Horrible!!
ResponderEliminarAntes de hablar o gritar hay que escuchar, que no es lo mismo que oir....Después el tiempo.
Besicos.
Con una sonrisa de oreja a oreja, y sin mentiras, me derriten los niños. Sólo sé ponerme a su altura, reírme con ellos, poner caras, cantar canciones, pegarme puñetazos. En definitiva, aturdirme de dicha. ¿Los hago yo felices a ellos o ellos a mí?
ResponderEliminarAlguien muy sabio dijo que la patria de todo hombre es su infancia. Lo suscribo. Y ya se sabe que es una delicia volver a la patria cuando uno anda expatriado.
Una entrada llena de ternura, con sus foticos de cuentos y todo. El vídeo me ha impactado un poco, para qué mentirte.
Besos grandes, como los de una niña agradecida por la golosina que le acaban de regalar.
Precioso .
ResponderEliminarCabopá, ya adivino qué tipo de abuela serás: como sacada de un cuento.
ResponderEliminarLo de profe jubilado me parece muy bien, y si es por el motivo que apuntas, mejor que mejor. He dicho que soy un padre blando, lo cierto es que también he sido un profesor blando, te habría aprobado, seguro.
Besicos.
Isabel, desde que soy abuelo estoy un poco más tontico de lo normal y una buena prueba es esta entrada. Vosotras me miráis con buenos ojos y yo encantado.
ResponderEliminarTienes razón con el vídeo, es fuerte. Mi chica me dijo que no lo pusiera y, como ves, no le he hecho caso. Soy un rebelde.
Un beso, Isabelica.
Mª Jesús, gracias.
ResponderEliminarUn abrazo.
Dar cariño, besos y decir te quiero a los enanos no es mimar.
ResponderEliminarDar cariño forma parte de la educación, sobre todo cuando uno es abuelo o padre.
Saludos.
Recuerdos, dar cariño, besos y decir te quiero a los enanos sí es mimar.
ResponderEliminarTratar con mimo no es maleducar. Los niños malcriados no siempre lo son por un exceso de cariño, de mimo, más bien, lo contrario.
Saludos.
Creo que a la palabra "mimar" le damos diferentes sentidos.
ResponderEliminarCuando hablo de mimar me refiero a dar todo, juguetes, caprichos, todo lo que el niño quiere y cuando él quiere. Este tipo de "mimo" sí crea niños maleducados.
Desde mi punto de vista dar cariño, apretujarlos, comértelos a besos, jugar con ellos, es algo que el niño y el adulto necesitan, no creo que sea "mimo".
Saludos.
Recuerdos, todo aclarado.
ResponderEliminarUn beso.
Reconozco que he sido y soy una madre muy blandengue, pero me da igual.
ResponderEliminarSon mayores pero les sigo diciendo que las quiero y dandoles besos, también soy muy besucona.
Contemplar a mis hijas es lo mas bello que he visto jamás.
Desde que nacieron he ido modificando mi vida para adaptarme a ellas, creo que el resultado ha sido perfecto.
Qué entrada mas hermosa Thorton.
Pd. ¿has leido mi correo?
Un profesor de teatro me dijo una vez: Déjate de métodos consabidos y complicados. Para actuar solo tienes que hacer lo que hacen los niños cuando juegan. Lo primero se divierten y lo segundo se creen sus juegos por eso resultan tan naturales. El buen actor siempre será un niño. El día que deje morir al niño que lleva dentro morirá como actor y como ser humano. Ojala todos conservásemos al niño que un día fuimos.
ResponderEliminarPor otro orden de cosas te diré que entrar en este club tiene funciones terapéuticas para mí. Aquí, entre otras cosas, me es fácil recordar al niño que fui.
Nos seguimos leyendo, maestro.
Un abrazo de esos grandes.
Pepe me ha gustado tu comparación.
ResponderEliminarSí, sí, mimad a los niños, pero no os paséis poniéndoles pelis de Disney que les deja el cerebro como la crema de cacahuete esa que les gusta tanto a los americanos. Donde esté Elmer pegándole un tiro en la boca al pato Lucas que se quiten los Disney. Digo, por poner un poco de humor negro. Un saludo Thornton.
ResponderEliminarMadison, a tus hijas se les notará en su caracter la infancia tan besucona que han tenido. Suerte para ellas.
ResponderEliminarLeí en tu blog que habías pulsado el botón equivocado. ¿Te refieres a eso?
Un beso.
PepePereza, creo que ese profesor te dio un buen consejo. Hay personas a las que se les nota más cercanas al crio que fueron. Otras dan la sensación de no haber sido nunca niños . No me cabe la menor duda a qué grupo perteneces tú.
ResponderEliminarUn abrazo.
Javi, ese punto canalla que tienes ya sabes que me encanta.
ResponderEliminarHe leído tu última revista, nº29, y me parece una de las mejores. Te superas. Voy a anunciarla en mi blog para hacerles un regalo a los socios.
Un abrazo.
Paloma, aunque soy aficionado a los quintos, siempre tendré a partir de ahora tercios. Permíteme que el primer día las almendras las pongo yo. Es la costumbre de estos lugares: el que primero está invita (en mi pueblo paga).
ResponderEliminarThornton, todos estamos de acuerdo en que Dios es Bueno, pero no viene mal verbalizarlo.
Son tus entradas muy sugerentes e incitan a la reflexión por su cotidianidad y por tanto por su humanismo.
Recuerdo que cuando criábamos a mis hijos, lo más duro que he hecho en mi vida, yo jugaba a lo más fácil, era el policía bueno. ¿No crees que tiene que existir un contrapunto ?
¿Qué es para Camus "el sol"?
Hablando de maestros. Camus dedicó su discurso del Premio Nobel a su maestro de la escuela primaria con extraordinaria gratitud.
Donde haya ternura y piel, que se quiten las broncas. Lo sé desde que empecé en ésto.
ResponderEliminarY con buenos resultados. Da gusto visitarte, lo repito.
Besos a ese niño que llevas dentro.
Estoy 100% de acuerdo contigo.
ResponderEliminarAl Pez Fruta me lo como a besos, lo acaricio, lo apachurro, le invento nombres, le hago sorpresas, le escribo cuentos...
No sé qué hacer con tanto amor.
Y todo lo que le doy, lo recibe con bondad y lo devuelve multiplicado por un millón.
Es bueno...un niño bueno...y mimado también.
Querido, queridísimo.
Me esponja el corazón.
Me emociona hablar de él...me emociona hasta la lágrima.
Y me emocionan tus palabras.
Gracias por ellas.
Un abrazo mimador...
L.
Virgi, tú lo has dicho mejor que yo, ternura y piel.
ResponderEliminarUn beso.
Lena, ese Pez Fruta te devolverá ciento por uno. Cómo me ha gustado lo de "lo apachurro", bueno, me ha encantado todo lo que has escrito. Imprime tu comentario, guárdalo y dentro de un tiempo se lo regalas a tu Pez.
ResponderEliminarUn beso.
Enhorabuena por la tierna entrada que nos brindas. Ser cariñosos y algo mimosos con los niños tiene su valor porque los niños saben reconocerlo y aunque ese don se pierde con la edad, ese amor ha quedado impregnado. De acuerdo con lo dicho por aquí, creo que perder el espíritu de la infancia es morir como persona. Lo más difícil para un adulto es saber entender a los niños, lo cual es paradójico pues no hace tanto que abandonamos esa época.Supongo que no abandoné del todo esa infancia, pues no me cuesta conectar con ellos.
ResponderEliminarAunque como todo no es de color de rosas recomiendo Viento en las velas (novela y película), como el lado cruel y tirano de la infancia. Pero bueno, eso da para otra entrada pues esta es la loa a la ternura. Un abrazo maestro.
Comparto yo también ese punto de vista, aunque seguro que como todos vosotros sin llevarlo al extremo. A mí me has hecho recordar una novela que trata -entre otros- ese tema: La sonrisa Etrusca. Ese abuelo, con todo lo partisano que fue, es una delicia. Y el niño, que no se acaba de acostumbrar a dormir solito en su habitación, enseguida conecta con él, porque en realidad es el único que le da ternura y piel...
ResponderEliminarCarlos, ahora, que se habla tanto y tan mal de los jóvenes, hay padres que viven obsesionados por educar bien a sus hijos pequeños; no quieren que se conviertan en esos jóvenes indeseables. Se transforman en domadores, no los educan, los adiestran. Tienen miedo de ser tiernos, de mimarlos. Y esa es mi reflexión, que precisamente esa es la mejor escuela para formar jóvenes de los que sentirte orgulloso. Por otra parte no puedo mirar a un crio y no pensar que se le va la pascua.
ResponderEliminarTomo nota de tu recomendación.
Un abrazo.
P.D. Hoy es lunes, voy corriendo a tu blog.
Is@Hz, sin límites. Es que una cosa es educar y otra mimar. Una no va en detrimento de la otra. Al contrario, cuanto más se les mima y cuanto más felices se les hace, mejor responden. Mimar no es consentir. Mimar es verlos crecer día a día, saber qué cromo les falta en su colección, jugar con ellos hasta reventarte, empeñarte en que haya buen humor a su alrededor, besarlos y como dice Lena apachurrarlos, todo eso y mucho más es mimar.
ResponderEliminarMe ha gustado tu referencia a "La sonrisa Etrusca", muy acertada.
Un abrazo.
En un intercambio con niños del este vino a mi pueblo Vigotsky (creo que se escribe así). Tenía la capacidad de ser siempre un par de años mayor que cualquiera con el que hablase. Era la distancia perfecta para la admiración y el aprendizaje. Al año siguiente sólo vinieron niños o muy mayores o muy jóvenes. ¡Qué difícil aprender en las grandes distancias! V se rebozaba en arena y jugaba al ajedrez, según la persona. No era muy besucón, pero era cómplice de muchas travesuras. Creo que no lo olvidaré.
ResponderEliminarSalud.
Perich
¿Es el "mimo" un fin en sí mismo?. ¿Es una estrategia para que el niño sea feliz?
ResponderEliminarQuizás no he entendido la entrada.
¿Acaso en la pobreza no existe el mimo?
Atentamente.
Perich, qué fácil lo haces, me refiero a escribir bien. Te sale el escritor en cuanto te descuidas. Sigo leyéndote.
ResponderEliminarUn abrazo.
Serrano, no te preocupes cuando te encuentres un poco espeso, ya te aviso que con la edad uno va perdiendo reflejos.
ResponderEliminarMimar es mimar y mimando se mima. Al que miman no necesariamente se convierte en un mimado. Pero al que no miman no es un niño mimado. Mimar no cuesta dinero. Los pobres también pueden mimar y ser mimados.
No sé si te he dejado más espeso o te lo he aclarado. He de reconocerte que despues de esta contestación el espeso soy yo.
Tomo nota.
ResponderEliminarDigo lo dicho por no dicho.
Atentamnte.
Serrano, no des lo dicho por no dicho. Lo dicho, dicho está. Da pues lo dicho por dicho. Y no digamos más.
ResponderEliminarUn abrazo dicharachero.
Ay Thornton, ¡vaya tema! y quizás para defenderme tenga que decir que lo cortés no quita lo valiente. Porque si tuviera que definirme como madre (espero que mi hija tarde muuuucho en hacerme abuela), la palabra que más suelo emplear es "madrastrona". Sí, soy una madre estricta, lo reconozco, pero como dice una amiga mía que me aprecia, "pues va ser que eres la madrastrona más empalagosa que he conocido". Porque no podría vivir sin darle a mi hija miles de besos y abrazos cada día, sin animarla por los logros conseguidos y a empujarla un poco cuando lo necesita. Pero también creo que tengo que enseñarle unas normas, y sobre todo enseñarle a cumplirlas.
ResponderEliminarY en mi caso, lo uno y lo otro, no son para nada incompatibles. Entre otras cosas, porque creo que esos besos y mimos los necesito yo más que ella. Al final va resultar puero egoismo.
Gracias por tu puntualización, maestro. Posiblemente he añadido al mimar algunas gotas del consentir en mi diccionario particular. Como en tantas ocasiones, probablemente discutimos sobre los términos y su significado más preciso; no sobre los hechos, en los que claramente coinciden todos los miembros del club.
ResponderEliminarEs evidente que no he entendido el sentido de la entrada y en el que claramente coinciden todos los miembros del club. Parece que la cita de Camus me desorientó. Tiendo, parece, a dramatizar.
ResponderEliminarAtentamente.
Con el ánimo aún afectado por la reciente despedida a Delibes, voy a ver si soy capaz de destronar a vuestros príncipes sin que nadie se ofenda, sobre todo hoy que me veo condecorado junto a Paloma en la recepción de este maravilloso club que tanto nos satisface frecuentar.
ResponderEliminarLujo es lo que yo siento en compañía tan grata.
Y ahora voy a dar un poco de caña, con la cordialidad, el respeto y el sentido del humor de siempre, por supuesto:
Tras la conmoción sufrida por verme agasajado tan generosamente al llegar al club, he pensado en dirigirme a la barra para pedirle al barman que descorchara unas botellas del mejor cava para brindar con todos vostros.
Al iniciar el impulso del primer paso he visto que mi pie de apoyo se escurría. Recuperado el equilibrio perdido en ese primer resbalón, lo he vuelto a intentar sirviéndome del pie contrario, con idéntico resultado.
He tenido que sujetarme del hombro de alguien sentado en las primeras mesas para no irme al suelo, y al volverse el hombre hacia mí como pidiéndome explicaciones, he visto su gesto embobado de complacencia y una sonriente boca de la que manaba un enorme caudal de babas.
He mirado hacia abajo y he visto que todo el piso estaba cubierto de saliva. Ésta caía a chorro de enormes bocas en caras risueñas que me miraban desde todas las mesas del local. Sobre el líquido viscoso flotaban sonajeros y muñecos de todo tipo. Puzles, rompecabezas, pelotas de goma, cochecillos de plástico y espadas de madera configuraban el resto de la flota.
Desde la barra se extendía la mano cómplice del camarero que se me ofrecía con aliento para seguir intentándolo en mi desesperada travesía.
En un último intento desesperado he patinado definitivamente cayendo de espaldas sobre una lancha pilotada por Pluto y Mickey Mouse que me ha golpeado en la cabeza haciéndome perder el sentido.
Al despertar, todo había vuelto a la normalidad. Los habituales del club bebían animadamente, mientras se conversaba con pasión sobre la última de los hermanos Cohen en la mesa de la ventana, el último de Muñoz Molina en la de enfrente de la barra, y sobre la nueva producción operística de Bieito en la de la entrada.
Hasta aquí ha llegado rebotando un balón que se ha colado por la puerta, y nuestro anfitrión, haciendo gala de una ternura mayúscula, se ha asomado al patio para decirle suavemente y con todo el cariño del mundo a su dueño infantil: "Niño, deja ya de joder con la pelota".
PMM, un punto de vista distinto pero no menos interesante. Yo sí pienso que educar, enseñar unas normas, no esta enfrentado al cariño exagerado. Pero no me hagas mucho caso. Manías de abuelo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Is@Hz, cuestión de semántica, solamente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Serrano, no pretendo con mis entradas abrir ningún debate filosófico ni hacer pensar a nadie más de la cuenta. Es algo muy sencillo: "Desde que soy abuelo he acentuado mi obsesión...". Tómalo como una obsesión de abuelo, así de sencillo. Como lo analices detenidamente no resistirá el más mínimo análisis. Es una entrada escrita por un padre y abuelo exagerado, sin fundamento teórico ninguno, bueno, apenas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jose, estos son los riesgos de aguantar a un presidente mayor. A veces hago este tipo de entradas que os provocan pesadillas.
ResponderEliminarLa próxima entrada ya está a punto, prepárate, habrá más babas.
Un abrazo.
P.D. Jose, no te lo sugerí en su día. Yo empezaría con "La fea burguesía", después "Escuela de mandarines". Aviso, no soy ningún experto. Es la opinión de un lector de Espinosa, muy limitado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me encantan tus entradas y su poder evocador. El vídeo no. Hazle caso a tu chica, que parece muy sensata.
ResponderEliminarYo los mimos los reservo para la gente mayor (no lo digo por ti que eres un chaval en todos los sentidos), que los niños, esos a los que tú te refieres, ya los tienen de sobras.
Un abrazo fuerte y, ahora que he conseguido llegar a la barra, ¡¡cava para todos!!
Jose, los mimos a los mayores, eso me interesa y cada vez más.
ResponderEliminarUn abrazo.
desde la casa de Isabel me vine a ver quien eras ¿porque?solo por curiosidad,no miento es así y mira lo que me encontré un abuelo que ama al igual que yo a sus nietos,tengo dos los llamo mis tesoros y es que lo son,ya no son tan pequeños pero eso si son muy bellos ,un abrazo y si me permites me quedaré por aqui un ratito,saludos desde Uruguay.
ResponderEliminarFiaris, bienvenida y quédate el tiempo que quieras. Felicidades por tus tesoros. Daré una vuelta por tu blog.
ResponderEliminarUn saludo.
He venido a espabilarme con un café y por poco me da un ataque de risa con los resbalones, por culpa de las babas, de José Lorente.
ResponderEliminarJosé qué duro eres a veces. ¿No ves que estamos en el recreo? Seguro que el Presi nos reserva para la próxima una entrada de esas mostrencas y losas de tumba... Bueno, nunca lo será, no se excede más allá de treinta líneas y tiene el loable vicio de ser ameno y adictivo.
Besos, que me voy a escribir, así el Presi no me castiga en la mesa del rincón, la oscura y tenebrosa.
Isabel y Jose, nadie ha hecho referencia al monólogo de "El Río". Ya tenéis tarea, por reiros.
ResponderEliminarUn abrazo.
A mí se me acaban los elogios así que tiraré de puntuación:
ResponderEliminarpersona: 15
blog: persona
informática:5 raspao
JAJA, al enlace de mi página que has puesto en tu blog, y que te agradezco infinito, le sobra un http, y te manda directamente al limbo de los links.A mí me pasó un montón de veces al colgar enlaces con imágen. De todas formas, el que quiera llega. Gracias y un abrazo. No me extraña que tu blog parezca una sosegada tertulia en vez de lo que parecen siempre.
Puntuación:11,6
Javi, soy un tarado en informática, pero con tu explicación acabo de solucionar los enlaces. Quiero revisión de la nota.
ResponderEliminarUn abrazo.
Admirado Thornton, soy un lector asiduo de tus entradas, tus comentarios y contestaciones a las opiniones de tus seguidores.
ResponderEliminarSuelo estar muy de acuerdo con tus “reflexiones”, pero solo ahora que tocas un tema al que soy tan sensible, me decido a intervenir para sumarme a la opinión de que a los hijos, nietos, alumnos, niños, no solo hay que quererlos, sino que tan importante como eso es, manifestárselo, hacerselo saber a todas horas.
Al hilo de la entrada, cuando mi hijica, de 32 años, me dijo que iba a ser madre por primera vez, le regalé dos libros, uno titulado “El libro de los nombres” para que se entretuvieran, y el otro “BÉSAME MUCHO” del Dr. Carlos González, con cuyas ideas sobre la aducación coincido.
Saludos y hasta la próxima.
José M.
José Martón, gracias por comentar. El libro de Carlos González no lo conozco, pero el título ya nos da una idea de lo que opina.
ResponderEliminarIncluyes también a los alumnos como receptores del cariño exagerado del profesor. Cómo siento que no participaras en una entrada anterior sobre profesores. Hablamos sobre si la vocación era esencial o no en esa profesión. Me hubiera gustado conocer tus opiniones.
Un abrazo y hasta pronto.
Había tomado nota de "El Río" y de "Viento en las velas" que proponía Carlos. Ya sabes que estas tareas las acato con fruición como si fueran mimos.
ResponderEliminarIsabel, lamento que te hayan reñido por mi culpa, pero por lo menos nos hemos echado unas risas con la travesura.
Un abrazo.
Yo sí soy mayor. Y a veces espeso, según parece.
ResponderEliminarJose, no se te escapa una. Te adelanto que "El Río" tiene un tempo muy especial, lento, como un andante.
ResponderEliminarUn abrazo.
Serrano, ¿qué te pasa?, a ver si es que necesitas mimos.
ResponderEliminarMuchos abrazossssssssss.
Amigo Thornton, por fin saco unos minutos. ¡No se que va a ser de mi si algún día me jubilo! O sí, embarcarme en el Hourai hasta hartarme de mar con sus velas al viento (lo digo por la película comentada que no conozco y tomo nota).
ResponderEliminarTu entrada una vez mas “ CHE TÚ, DE CATEGORIA”.
Yo soy besucón, y mis hijos, que ya mayores de 20 años, besucones. Te puedo asegurar que mi hijo que es el mayor, recuerda que cromos le faltaban de las colecciones y como cambiábamos de quiosco para que así nos saliera. Al final, sin que el se enterara, escribía yo a la editora y me los mandaban por correo, los metía juntos en un sobre y no veas la cara de mi hijo cuando descubría la suerte que habíamos tenido. Todos de una vez. Creo que nunca se lo he dicho.
Un abrazo.
Hola Thorton, hola amigos. Aprovechando la temática abierta en esta entrada me vais a permitir un enlace a un vídeo que a mí me ha hecho llorar, y soy un tío de casi 41 años.
ResponderEliminarhttp://video.bugun.com.tr/bugunPlayer.swf?file=dagilfilm.flv.
Tendréis que copiar la dirección y pegarla en una pestaña aparte para que no salgáis del club. Ya me diréis...
Un beso.
Farallón, un padre ha de saber siempre qué cromos le faltan a su hijo, ya lo dije en otro comentario. Eso implica una complicidad entre los dos. Ese tesoro que les diste a tus hijos no se gasta nunca. Siempre irá con ellos. Nos vamos decantando: los besucones y los menos besucones.
ResponderEliminarUn abrazo, marinero.
Federico, no consigo abrir el vídeo. Me indica que hay un error.
ResponderEliminarUn abrazo.
Farallón, si me buscas, ya no estoy en la mesa de la ventana. Me han trasladado a la mesa que hay junto a las puertas de los retretes. Los quintos están calientes y las almendras quemadas.
ResponderEliminarAtentamente
Serrano, ocupa tu mesa junto a la ventana, enfría los quintos y vigila que no se quemen las almendras. No te escaquees.
ResponderEliminarMuchos abrazossssssss.
Bueno,bueno y bueno...Estoy abrumadita. Como siempre sabes ganarte a la gente...Mira que ponerme en sitio preferente...La verdad que la fotico está muy bien me la hizo mi chico un día en el Mar Menor...Ya me han dicho varios/as
ResponderEliminarque me de la vuelta pero yo me resisto a dejar de mirar el mar.......
Haces que los que venimos al Club nos sintámos agustico y volvámos a venir... eres un encanto mi profesor jubilado y amigo...
Hoy te daré un BESAZO.
Cabopá, lo hago para que todos disfruten de tus foticos y tus textos. Siempre me ha gustado compartir.
ResponderEliminarLa fotografía es preciosa, y de espaldas, por supuesto. Mirando al mar.
Besicos.
Vaya con el castigo, y de Renoir. Acataremos órdenes del Presi.
ResponderEliminar(José, por lo menos nos reímos y, ahora, nos ríímos. Avisa en Semana Santa, que Cartagena está ahí al lado).
Besos, Presi. ¿No te parece que la foto de Cabopá de espaldas se asemeja a la muchacha mirando por la ventana de Dalí? A mí me la trae a la memoria.
Besos pa'to quisque, que me voy a escribir o me castigan.
Llevo días intentando un comentario a tu linda entrada. Se me atragantó el tema de los hijos. Tendré que verlo en análisis.
ResponderEliminarSe me acaba de ocurrir que hay que escuchar las canciones de los hijos.
Te mereces un comentario mejor. Pero es lo que hay.
Abrazo.
Isabel, Sí, si recuerda al cuadro de Dalí. Tienes buen olfato para relacionar. Pero pensándolo bien, ya quisieran Dalí y Ana María.
ResponderEliminarUn beso y a escribir.
Blanco, he recordado tu entrada "Ahora se parece bastante a ti":
ResponderEliminar"Lo que me mutilaría es no reconocer en él, en el futuro, rastros del que es ahora"
Desde que lo leí, me ronda en la cabeza sin cesar.
Un abrazo.
Serrano, ni se te ocurra, que la cerveza o es muy fría o no tiene gracia. Ocupa tu lugar, que nos gusta verte allí en la ventana a contraluz o contra lo que sea.
ResponderEliminarUn abrazo para todos/as.
Presi has conseguido que me ponga a escuchar a Luis Pescetti y sus infantiles canciones humorísticas (al menos habla sobre mocos, hermanitos indeseados o comida asquerosa).
ResponderEliminarEn tu club estas imponiendo mucho orden y demasiados castigos, verás cuando vuelvas a clase.
Jose respeta la fiesta infantil que se ha montado el presi y si quiere celebrar su jubilación y su estado de abuelo con globos y demás pues ya sabe a lo que se atiene. No seré yo quien le prive de ello. Por cierto maestro, me encuentro leyendo las memorias de otro buen chochón como tú, un tal Mark Twain, un niño con bigote y pelo blanco y precisamente hoy leía en un capítulo dedicado a su estimada hija Susy bonitas palabras como estas: "La corona perdida del rey es un asunto de enorme importancia para el rey, pero no afecta en nada al niño.El juguete perdido es un gran asunto para el niño, pero a los ojos del rey carece de importancia(...)y a Susy se le prometió la libertad de poder medir sus desastres a partir de entonces con su propia vara de medir". Ya os podéis imaginar por donde voy a atacar próximamente.
Voy a saludar a Isabel, que la veo en un rinconcito con un cafelito y su cuartilla, seguramente escribiendo esos bellos relatos con los que nos está obsequiando últimamente.Me acercaré con las Franciskaner que trae Jose. Hasta luego.
Carlos, leí esas memorias hace unos años, Mark Twain es uno de mis grandes. Te leo algunos párrafos que tengo subrayados:
ResponderEliminarCap. XI
-Hicks había nacido honrado, y yo sin ese
impedimento.
-"Una mentira no puede sobrevivir". Esto
demuestra que él no sabía contarlas.
Carlos, quiero recordar que tienes dos criaturicas, hazte presidente de su club de fans. Yo me hice hace treinta años de los míos y sigo en el cargo.
Un abrazo.
Sobraba el punto del final, el enlace es éste:
ResponderEliminarhttp://video.bugun.com.tr/bugunPlayer.swf?file=dagilfilm.flv
Pero advierto que es un poco duro de ver.
Bueno, tengo que decir que Luis Pescetti es bastante más gracioso en directo, sobre todo cuando descubres que hay más padres en tu misma tesitura, obligado a llevar a los críos al teatro, y el buen hombre (que debe ser un gran psícologo) te arranca la carcajada a través del ridículo. (Esto es la versión maxireducida de una anécdota personal)
Vamos, que aprendes a reirte como un niño y a disfrutar, o te sientes un completo gilipollas. Yo salí del teatro sonriendo...
Ayer dejé un "mar de flores" en mi ventana y no te has asomado....Besicos.
ResponderEliminarCabopá, ayer me tumbé en tu mar de flores, cogí unos vinagrillos y los mastiqué, como hacía de zagal en el malecón. Ocurre que como soy un pedante, no comenté mientras buscaba el nombre del "crespinillo" de flor fusia, que por cierto aún no lo he encontrado.
ResponderEliminarEsa entrada si es la preprimavera, la anteprimavera y tu cámara su heraldo.
Besicos.
Cabopá, ya lo he encontrado: "Uña de león". Qué descanso, por Dios.
ResponderEliminarBesicos.
Federico, sigo sin poder verlo, con punto y sin punto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí. querido Sean, me has calado. Debes de tener algo de psicólogo. Lo que necesito son paños calientes y mimitos. Me he puesto un autocastigo: escribir cien veces "no debes dramatizar". Ocurre que tus entrada sugieren mucho aunque tú digas que son simplezas de viejo.
ResponderEliminarComo eres muy "largo" no se te habrá escapado que no soy abuelo y siento, sin quererlo, una envidia corrosiva que me hace ser ESPESO.
Farallón, babeante te manifiesto mi más sincera amistad. Me has dado de lleno en el corazón.
En cuanto a lo de la mesa, creo que voy a preferir este sitio, junto a los retretes, pues os tengo que comunicar que los miembros del club me ven tan circunspecto que me dejan unas monedas en el cenicero. Creo que voy, si Sean me lo permite, a poner en lugar visible una fregona para tener un aspecto más adecuado a lo que parece creen que soy.
Dios mío qué nueva entrada : SER y PARECER. Menudo dramón.
A todos los miembros del club: era para dar lástima. Los quintos han estado helados siempre. Yo no me perjudico por nada ni por nadie.
PD. Estoy encerrado en mi habitación. Creo que la doy suerte al Barcelona cuando veo sus partidos por televisión.
ResponderEliminarSaludos madridistas.
Soy nueva en esteblog, pero el tema es el mío...Tengo 25 niños en mi clase y me encantan... ¡Que de besos, cúantas caricias, cúantos abrazos, qué manos!...
ResponderEliminarPero tenemos unas normas y esas no se pueden saltar, porque son "Mayores", solo tienen 4 años...
Con tu permiso me incorporo a tu fila de alumnos.
Un abrazo desde mi librillo.
Serrano, ¿quién no necesita mimitos? A mí me gusta que me den la razón, si es posible en todo, y que me mimen.
ResponderEliminarTienes que volver a tu mesa de la ventana, cuidar de la cerveza y escribir de lo que te dé la gana. Eres un conspicuo miembro del club. Te recuerdo que tienes un cargo: "Director...", no te puedes sentar en cualquier sitio.
¿Qué pensabas, que mi Barça iba a fracasar?
Eres un iluso. El Barça ganará la Champions en el Bernabeu y 50.000 catalinos lo celebrarán en la Cibeles, vete haciendo a la idea.
Serrano, un abrazo muy, muy fuerte.
Rosario, eres nueva aquí pero somos viejos conocidos. Ya sabes que coincidimos en media docena de blogs y siempre he leído tus comentarios con mucha atención.
ResponderEliminarTienes mucha suerte con el trabajo que tienes, especialmente por tu vocación.
Voy a recorrer tu blog y a quedarme, si me lo permites.
Un abrazo.
Me gusta la gente tenaz....
ResponderEliminarYo también masticaba "vinagrillo"en la huerta,esa desaparecida. Yo creo qué por eso ahora el vianagrillo se ha ido a la costa con el ladrillo...ja,ja, si me ha salido con rima y todo...
Vengo de ver "El Concierto" A mi me ha gustado.
Besicos.
Cabopá, Liszt, Weill y Prokofiev. Es un programa poco romántico, no le habrá gustado a todos.
ResponderEliminarLa "Uña de león" me ha llevado de cabeza, con lo fácil que es llamarle "crespinillo"... pero ya digo, soy un pedante de tomo y lomo.
A mi nieto le doy a masticar el vinagrillo, la cara que pone es digna de una fotico tuya. Me río y recuerdo.
Besicos, Carmencica.
hola!
ResponderEliminarte invito a que pases por mi casa
dejare la puerta entreabierta..
te dejo un fuerte abrazo!!!
Rosario, como Presidente-adjunto (interino) para las bienvenidas te deseo una estancia fructífera y agradable en el Club Thornton.
ResponderEliminarCarlos, mucho ojo con lo que se le dice al presidente: No es un "buen chochón". En todo caso un "buen pijón".
Sr. Presidente, amigo Sean, con necesaria disciplina recojo mis bártulos y me dirigo a la mesa de la ventana. (Por cierto necesito unas cajitas de quintos)
Atentamente.
Allek, me pasaré, gracias por la invitación.
ResponderEliminarUn saludo.
Serrano, veo que cumples a la "perfe" con tus obligaciones de dar la bienvenida. No esperaba menos.
ResponderEliminarVes qué bien luces junto a la ventana, entre los libros y los quintos. Un lugar de categoría para un socio de categoría.
Los quintos van de camino. Un abrazo.
Cabopá, te estarás preguntando qué es eso de la música de Weill, de Procofiev. Anoche hubo un concierto en el auditorio y creí que me hablabas de eso. Había ganado mi Barça, me había tomado unos cubatas y mis reflejos estaban bajo mínimos. ¿Aclarado?
ResponderEliminarBesicos.
Ya me di cuenta amigo, yo hablaba de ver y tu hablabas de oir.....
ResponderEliminarY la verdad que con la peli, miré y escuché atentamente.....
Besicos mi querido profesor jubilado.
Ah,tengo algo sobre la Plaza de Belluga, lo buscaré y haré notar tu sugerencia..y por qué está esta ventanta tan gris...?????
Cabopá, creo que el gris le va bien a las fotos en blanco y negro de mi nueva entrada. Admito sugerencias.
ResponderEliminarUn besico.