Hace algunas semanas Jose Lorente me recomendó la película “Luces de la ciudad”. Y me sugirió la idea de que eligiésemos cada uno una película. Le dije que me apropiaba de la idea y que la utilizaría en una entrada. Como soy un hombre de palabra he perpetrado el robo y he aquí el botín.
No necesariamente ha de ser la película de nuestra vida ni la que nos llevaríamos a una isla desierta. Simplemente la película que nos gustaría volver a ver, acomodados por el acomodador del Thornton Club, en buena compañía, con abundantes bebidas, para Quisque un bourbon, y con miradas de complicidad ante un diálogo genial.
Tampoco es preciso defender la película como si de una tesis doctoral se tratara. Sencillamente si te apetece comentas por qué la has elegido. Y si no, con decir el título basta. Cabrera Infante escribió en el prólogo del libro El cine estilográfico lo siguiente: “No hay otra expresión crítica relevante a una película que decir: me gusta o no me gusta. El resto es literatura”.
La película que yo recomiendo es “Double Indemnity” traducida al castellano como “Perdición”. El director es Billy Wilder, el chico es Fred Mac Murray, la chica es Barbara Stanwyck y el tercero en discordia es Edward G. Robinson, que está sublime. La historia fue escrita por James M. Cain, el autor de El cartero siempre llama dos veces y el guión lo escribieron Billy Wilder y Raymond Chandler.
Esta película me gusta porque es puro cine negro, con un ritmo trepidante y con unos actores nacidos para rodar esta película. La fotografía es definitiva, con inspiración expresionista, esa luz a través de las persianas y esas sombras. Pero, sobre todo, lo que me deslumbra de ella y la convierte en un clásico son los diálogos. Diálogos rápidos, agudos, irónicos, como en las novelas de Chandler. Ahí va un adelanto.
- ¿Sabes por qué no pudiste adivinarlo esta vez, Keyes?
Yo te lo diré.
Porque tenías demasiado cerca al tipo que buscabas,
al otro lado de la mesa.
- Más cerca aún, Walter.
- Yo también te quiero.
The end
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