A Pepe Fuentes
Mis pálpitos gozan de gran prestigio entre mis amigos. Difícilmente me equivoco cuando tengo una visión sobre acontecimientos futuros. Así, supe con antelación que un negro –con perdón- sería presidente de los EE.UU. También anduve fino cuando me barrunté lo de la caída del muro de Berlín. Y para qué decirles que la crisis, la famosa crisis, la vi venir mucho antes de que estallara.
Mis pálpitos gozan de gran prestigio entre mis amigos. Difícilmente me equivoco cuando tengo una visión sobre acontecimientos futuros. Así, supe con antelación que un negro –con perdón- sería presidente de los EE.UU. También anduve fino cuando me barrunté lo de la caída del muro de Berlín. Y para qué decirles que la crisis, la famosa crisis, la vi venir mucho antes de que estallara.
El último pálpito lo he tenido mientras paseaba por la Glorieta murciana y volvía a leer la pancarta que cuelga del balcón del Ayuntamiento: “AGUA PARA TODOS”. Por un momento he visto –con los ojos cerrados- ese balcón ya sin la pancarta. La retiraban unos concejales y la hacían desaparecer. El balcón después de tantísimos años volvía a lucir desnudo.
Cuando he contado en la tertulia mi percepción extrasensorial, me han quitado todo mérito. Me dicen que la retirada de la pancarta después de las elecciones generales está cantada. La retirarán, sencillamente, por una cuestión de ingeniería política.
Verás Manri: El próximo Presidente de Gobierno, me explican, será del mismo partido político que los que rigen ahora el Ayuntamiento murciano, y por mucho que le recordemos lo de “AGUA PARA TODOS”, el flamante Presidente tampoco nos la traerá, no lo dejarán los suyos de allá. Es un problema territorial, sencillamente. Seguiremos sin trasvase del Ebro y esa pancarta tan simpática empezará a resultar incómoda a los mismos que la colocaron y la guardarán bajo llave para mejor ocasión.
Claro como el agua, esa que nunca veremos por aquí.