Ya sé que no os engañé a casi ninguno, tampoco era mi
intención. Solo trataba de gastar una broma a mi costa. Tomarle un poco el pelo
a mis ínfulas de escritor y de paso recuperar una costumbre que me ha
acompañado durante toda mi infancia y toda mi juventud: las inocentadas.
Mi hermano Miguel ha hecho el resto. Decapita a
Vargas Llosa y le coloca mi careto. En otra fotografía pone en la mano de una
de mis admiradoras una tarjeta que indica su número de habitación. Y para
rematar me coloca en la portada de un periódico.
Juan de Mairena nos advierte contra el exceso de modestia:
Agrada la modestia, pero no el propio
menosprecio, decía. Así que me
apresuro a aclarar que no presento libros pero sí los escribo. La tal novela Chocolate existe y yo soy su autor. Su extensión es de un folio –eso
es lo de menos- y está publicada en La
Esfera Cultural junto a otros relatos de otros tantos prestigiosos autores, entre
ellos Mariano Sanz.
Espero que nadie se haya molestado por la bromita y
ya quedan advertidos: el año que viene, más.
.
.