Colecciono pronósticos
anuncios y matices
MARIO BENEDETTI
Todos tenemos nuestros recuerdos infantiles asociados a olores, paisajes, objetos o sabores. Uno de mis recuerdos más recurrentes es el de mi colección de chapas. Guardaba todas las chapas que caían en mis manos: Coca-cola, Pepsi, Dam, Azor o Mirinda.
Como soy hombre de bares, las chapas siguen estando cerca de mí, así que el recuerdo de aquella colección no se me va de la cabeza. Las guardaba en una caja grande de madera y eran mi tesoro. Con esas chapas nació mi afición por coleccionar objetos.
De las chapas pasé a reunir tebeos, cromos, llaveros, canicas y soldados. De mayorcito la emprendí con los cuadros, libros, películas y discos -mis amigos saben lo pesado que me pongo con mis 15 versiones de "La Bohème" y mis 12 versiones de "Tristan e Isolda"- . Ahora, algo más sabio, colecciono sonrisas, abrazos, atardeceres y recuerdos. Eso sí, puedo presumir de que nunca he coleccionado búhos.
A las chapas les sacábamos el corcho, las forrábamos de telas de distintos colores y les volvíamos a colocar el corcho aprisionando la tela. De esta forma fabricábamos los equipos con los que jugábamos maravillosos partidos de fútbol, en donde un botón hacía de pelota y nuestros dedos eran las piernas de los futbolistas.
Espero con muchísima impaciencia a que mis nietos tengan ya edad para jugar con su abuelo a las chapas. Les dejaré elegir equipo, les dejaré elegir campo, les dejaré el saque inicial, pero que no sueñen con que les deje ganar.
Ganar a las chapas no es lo más importante... ¡ES LO ÚNICO IMPORTANTE!