miércoles, 2 de enero de 2013

JUBILADA



MI PILARICA se acaba de jubilar –prejubilar, matiza la ratita presumida- y ya no volverá más por su instituto a desasnar a los chiquillos, ni asistirá a más claustros ni a sesiones de evaluación.

Quise acompañarla en su última salida del instituto– ya saben de mi romanticismo- y así lo hice. Me fui al antiguo Alfonso X, aquél donde yo estudié el bachillerato con  brillantísimas notas -"ENCHUFAOS"- y salimos de la mano como dos torericos saliendo por la puerta grande. La llevé directa al Pasaje donde nos obsequiaron con ostras y gambas rojas cartageneras, acordes con el solemne momento.




La ventaja que tenemos los del gremio de enseñantes es que con tantas vacaciones –por cierto, ya va siendo hora que trabajen el mes de julio- ya estamos más que entrenados a convivir las 24 horas del día y no notaré la diferencia. Si acaso, ya no disfrutaré del  placer de verla marchar bien temprano al instituto dejándome arrellanado en mi sillón y silbándole aquella canción de los enanitos de Blancanieves: Ay ho, ay ho…

Lo que peor llevo es que Pilarica no comparte conmigo eso de viajar sin salir de casa. Para ella viajar es viajar. Ya hemos sacado la tarjeta oro de la Renfe, nos hemos apuntado al Inserso, a los Amigos de los Castillos, a los Amigos de Cuenca y a los amigos de los amigos. Adiós rutina. 

Bienvenida, Pilarica.




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