jueves, 17 de diciembre de 2009

CINE

Cuando éramos unos críos nuestra madre descansaba de nosotros mandándonos al cine. Por entonces en los cines echaban dos películas y nuestra madre nos ordenaba permanecer dentro de la sala hasta ver esas dos películas y, además, repetir la primera. Era una orden: tres películas.
Para decidir a qué cine íbamos lo primero que preguntábamos era de qué iban: si eran del oeste, policíacas, de risa...Después nos fijábamos en quiénes eran el chico y la chica. El director no nos interesaba lo más mínimo y los guionistas para qué decirte. Pero rápidamente preguntábamos qué película echaban primero, ese sí era un dato importante, era la película que nos íbamos a tragar dos veces.
Sin pretenderlo, nuestra madre nos enseñó a ver una película conociendo ya la historia, conociendo el desenlace. Nos enseñó a ver una película con una segunda mirada que te permitía captar detalles ajenos a la acción. Esos detalles que a la larga, ahora ya lo sabemos, son los que hacen que una película, que un libro, los guardemos para siempre.

lunes, 14 de diciembre de 2009

CÓCTEL

Menudo cóctel, así se inaugura un club. Qué ambiente, qué copas, qué canapés, qué música y qué personal.





El primero en aparecer por el club fue Tordon, hizo su entrada rodeado de jovencitas que le miraban arrobadas y le suplicaban que se quitara las gafas. Qué tendrá este Tordon.

A Blanco no le había llegado la invitación a tiempo y se quejaba con razón. Al tercer whisky se le fue el enfado. Buen tipo.





La llegada de Isabel fue una sorpresa muy agradable. La conocía desde hacía poco tiempo y me había causado una impresión muy grata. Le presenté a Blanco y resultó que ya eran viejos amigos.

Cuando llegó el Porquero no lo reconocí, iba más elegante que el mismísimo Agamenón. Me dio la impresión que además de comer bellotas el caviar no le desagradaba. Aunque pretenda disimularlo, es un exquisito.





El arquitecto Jose Lorente, hombre de buen gusto, alabó la decoración, la música y el champagne.

Clares vino acompañada por un joven de buen porte, un tal Marcelo. Era la más esperada de la noche, la madrina del club. Pronto entabló conversación con Isabel y me dio la impresión que tenían muchas cosas en común.



Cuando apareció Dillinger hubo un alborozo general, todos querían saludarle. Dillinger, quitándose el sombrero, disparó: qué hay de beber. Miró de reojo a la chica que en ese instante cruzaba la puerta, y volvió a disparar: qué caramelo, dijo sin dejar de mirarla. La chica era Carla, distante y muy sexi. Carla tomó la iniciativa: te invito a una copa, Dillinger.




Después fueron apareciendo otros invitados: Pepe Pereza, Ovetdao, El Pobrecito hablador, Eastriver, María Jesús Paradela, Culturajos, Madison ... champagne para todos.

Y colorín colorado este cóctel ...


domingo, 13 de diciembre de 2009

MACHADO






Mariano José, "El pobrecito hablador del siglo XXI", nos ha pedido que hoy, 13 de diciembre, copiásemos unos versos de Antonio Machado o que escribiéramos algún texto sobre él. Ante semejante petición sólo se puede obedecer y agradecer. He echado un vistazo por ahí y parece que el "pobrecito" la ha armado. Este Mariano José, de "pobrecito" nada de nada.
Les aconsejo que visiten el blog elcobijodeunadesalmada. Isabel Martínez escribe un texto sobre D. Antonio que me ha dejado con la boca abierta. Es una maravilla, no se lo pierdan.





El homenaje que deseo hacerle a Machado es sobre su Juan de Mairena. Este libro me ha acompañado desde siempre y creo que debería ser de lectura obligada para todo educador. Mairena, profesor de Retórica y Sofística es un excelente ejemplo para todo el que tiene que andar enredado con la educación de los jóvenes. Ahí van algunas de sus perlas.



"Por mucho que un hombre valga, nunca tendrá valor más alto que el de ser hombre".

"Huid de escenarios, púlpitos, plataformas y pedestales. Nunca perdáis contacto con el suelo; porque sólo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura".

"No toméis demasiado en serio nada de cuanto oís de mis labios, porque yo no me creo en posesión de ninguna verdad que pueda revelaros".

"Desconfiad sobre todo del tono dogmático de mis palabras. Porque el tono dogmático suele ocultar la debilidad de nuestras convicciones".

"Cuando mi maestro decía es evidente, o no estaba seguro de lo que decía, o sospechaba que alguien pudiera estarlo de la tesis contraria".

"Mairena colocaba en el primer banco de su clase a los más torpes, y casi siempre se dirigía a ellos".




Y hasta aquí mi modestísimo homenaje a Don Antonio.