JAVIER MARÍAS ESCRIBIÓ en El País Semanal que de todo se puede cambiar menos de equipo de fútbol. El que de crío es seguidor del Bilbao o del Benfica, de viejo sigue fiel a esos colores.
No quisiera yo entrar en polémica con el Monarca de Redonda -no me vaya a decir que quite mis sucias manos del Madrid-, pero yo, que me tengo por un buen aficionado, he sido del R. Madrid, del Español, del Zaragoza, del At. Madrid y desde hace cuarenta años del Barcelona.
Buscándole una explicación a mi falta de seriedad con estos equipos llegué a la conclusión de que yo no era seguidor de uno u otro equipo sino de determinados futbolistas.
Mi primer ídolo fue Don Alfredo di Stéfano, de ahí mi temprano amor por el Real Madrid y por el Español. Después me fascinaron "Los Cinco Magníficos" zaragozanos: Canario-Santos-Marcelino-Villa y Lapetra. Y entre el Zaragoza y mi último -y definitivo- equipo, el de mi idolatrado Johan Cruyff, me robó el corazón Luis Aragonés y me hice del At. de Madrid.
Me entero que hace unas horas Luis se fue con la mayoría y recuerdo aquel año 1965 en que acudí al Bernabéu a ver cómo eliminaba al Real en la Copa del Generalísimo -perdón, pero así se llamaba- y lo que disfruté viéndolo jugar junto a Gárate, Mendoza, Ufarte, Abelardo...
Me tomo en este instante una Martin Millers como modesto homenaje.
No quisiera yo entrar en polémica con el Monarca de Redonda -no me vaya a decir que quite mis sucias manos del Madrid-, pero yo, que me tengo por un buen aficionado, he sido del R. Madrid, del Español, del Zaragoza, del At. Madrid y desde hace cuarenta años del Barcelona.
Buscándole una explicación a mi falta de seriedad con estos equipos llegué a la conclusión de que yo no era seguidor de uno u otro equipo sino de determinados futbolistas.
Mi primer ídolo fue Don Alfredo di Stéfano, de ahí mi temprano amor por el Real Madrid y por el Español. Después me fascinaron "Los Cinco Magníficos" zaragozanos: Canario-Santos-Marcelino-Villa y Lapetra. Y entre el Zaragoza y mi último -y definitivo- equipo, el de mi idolatrado Johan Cruyff, me robó el corazón Luis Aragonés y me hice del At. de Madrid.
Me entero que hace unas horas Luis se fue con la mayoría y recuerdo aquel año 1965 en que acudí al Bernabéu a ver cómo eliminaba al Real en la Copa del Generalísimo -perdón, pero así se llamaba- y lo que disfruté viéndolo jugar junto a Gárate, Mendoza, Ufarte, Abelardo...
Me tomo en este instante una Martin Millers como modesto homenaje.
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