ÚLTIMAMENTE NO HAGO MÁS QUE OÍR opiniones de tertulianos más o menos casposos acerca del peligro que entrañaría para nuestro orden público la proclamación de la Tercera República. Pasando inmediatamente a compararla con la Segunda y con los males que trajo aquella para nuestra querida España.
No soy yo un historiador de prestigio, ni siquiera estoy a la altura de Pío Moa, vamos, es que no soy historiador, pero -como bien sabéis mis amigos- soy un hombre curioso y la Historia de España siempre me ha interesado. Tanto, que cuando oigo esas afirmaciones catastrofistas me da acedía.
Gabriel Jackson, Hugh Thomas, Gerald Brenan, Raymond Carr y hasta el mismísimo Ramón Tamames -el de ahora-, coinciden en señalar los enemigos de la Segunda República: Los caciques, el ejército y el clero por un lado. La extrema izquierda y las torpezas -o concesiones- de los propios republicanos, por otro. Entre unos y otros no la dejaron en paz. Desde que se proclamó fueron a por ella.
Qué tiene que ver la España del siglo XXI con aquella del 33 al 36. Una república que la derecha no aceptaba porque atentaba contra sus ideales y sus intereses. Una república zarandeada en aquél ambiente tan hostil. Dejen ya de meter miedo al personal y en caso de que se hiciese un referéndum y se proclamara la Tercera República, dejémosla en paz, déjenla en paz. No nos den la tabarra con "Monarquía o el caos".
Qué pasa, ¿que su república no funciona en Alemania, Francia, Italia, Austria, Finlandia, Portugal, Suiza, Islandia...?
Por cierto, el Rey Felipe VI podría ser un Jefe del Estado magnífico. No hay por qué recordar a su antepasado Alfonso XIII y cómo dejó el país hecho unos zorros y en manos de un dictador. Si hay una mayoría que prefiere la monarquía frente a la república, pues adelante, se acepta el voto de la mayoría y todos con el Mandarín de turno. Y si España es republicana, pues lo mismo.
No soy yo un historiador de prestigio, ni siquiera estoy a la altura de Pío Moa, vamos, es que no soy historiador, pero -como bien sabéis mis amigos- soy un hombre curioso y la Historia de España siempre me ha interesado. Tanto, que cuando oigo esas afirmaciones catastrofistas me da acedía.
Gabriel Jackson, Hugh Thomas, Gerald Brenan, Raymond Carr y hasta el mismísimo Ramón Tamames -el de ahora-, coinciden en señalar los enemigos de la Segunda República: Los caciques, el ejército y el clero por un lado. La extrema izquierda y las torpezas -o concesiones- de los propios republicanos, por otro. Entre unos y otros no la dejaron en paz. Desde que se proclamó fueron a por ella.
Qué tiene que ver la España del siglo XXI con aquella del 33 al 36. Una república que la derecha no aceptaba porque atentaba contra sus ideales y sus intereses. Una república zarandeada en aquél ambiente tan hostil. Dejen ya de meter miedo al personal y en caso de que se hiciese un referéndum y se proclamara la Tercera República, dejémosla en paz, déjenla en paz. No nos den la tabarra con "Monarquía o el caos".
Qué pasa, ¿que su república no funciona en Alemania, Francia, Italia, Austria, Finlandia, Portugal, Suiza, Islandia...?
Por cierto, el Rey Felipe VI podría ser un Jefe del Estado magnífico. No hay por qué recordar a su antepasado Alfonso XIII y cómo dejó el país hecho unos zorros y en manos de un dictador. Si hay una mayoría que prefiere la monarquía frente a la república, pues adelante, se acepta el voto de la mayoría y todos con el Mandarín de turno. Y si España es republicana, pues lo mismo.