Nunca he
tenido talento para los idiomas.
Desde
que era un chaval chapurreaba las canciones de los Beatles, Elvis, Dean Martin,
Bobby Darin o Paul Anka sin tener ni puñetera idea de lo que estaba diciendo.
Me
entero ahora -gracias a mi hermano Juan, que sí conoce el idioma de Bobby
Charlton- que esa canción compuesta por Paul McArny con tan solo 16 años y que
yo he cantado infinidad de veces, When
I’m Sixty-four, traducida al castellano sería Cuando tenga 64 años, y no es otra cosa que la pregunta que un joven
enamorado hace a su chica. Quiere saber si cuando él cumpla 64 años y ya no
tenga pelo, ella le seguirá queriendo. Quiere saber si desea envejecer a su
lado.
Ya sabéis
mi afición por las digresiones. Eso de ir al grano no es lo mío, me gusta
llegar a los sitios dando un paseo, dando un rodeo. Todo esto lo cuento porque el
próximo sábado cumplo precisamente esa edad que le preocupaba a Paul. El 22 de
septiembre cumplo años y ya habré alcanzado la respetable cifra de 64
primaveras.
Mi cuerpo, es cierto, cada vez se va poniendo
más en ridículo, pero mi chica sigue a mi lado necesitándome para cosas tan
importantes como conducir el coche, sacar la basura y preparar aperitivos.
Tampoco me han abandonado mis buenos amigos…ni mi pelo, al que el tiempo airado
ha cubierto con una copiosa nevada.
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