DESPUÉS DE 38 años he vuelto a subir a un avión, exactamente a cuatro aviones. Valencia-Zurich; Zurich-Budapest; Budapest-Zurich; Zurich-Valencia. Un héroe.
Hace un año que por mi miedo a volar me quedé en tierra y me perdí un maravilloso viaje -ya pagado- a Praga. Lo mío con los aviones viene de lejos. He tenido tiempo para estudiar mi caso, 38 años, y estoy convencido que mi canguelo no es fruto de la claustrofobia, ni la acrofobia, ni ninguna otra fobia que yo haya estudiado. Mi miedo al transporte vía celeste lo relaciono con la sensación de impotencia que tendría ante una posible contrariedad más o menos seria. Mi vida en manos de un piloto que vaya usted a saber si no tiene en ese momento más miedo que yo y esperar a que acierte con el diagnóstico y el tratamiento. Con los barcos me ocurre algo parecido y por eso jamás he hecho un crucero ni lo haré.
El coche es otra cosa, lo manejo yo. Cierto que dependemos también de la pericia y la prudencia de otros conductores pero en cualquier caso ahí estoy yo para reducir, acelerar, derrapar ...
Con los trenes otro tanto, en caso de accidente tal vez pueda salir reptando por una ventanilla o incluso tirarme en marcha como en las películas del oeste.
El caso es que he comprendido que tenia que superar ese miedo a los pájaros de hierro una vez que ya somos dos los jubilados. El miedo sigue ahí y no me lo voy a quitar de encima cuando tenga una gira por países lejanos. Estudiaré aeronáutica y en caso de descenso acelerado iré junto al piloto y le daré las instrucciones precisas.
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Hace un año que por mi miedo a volar me quedé en tierra y me perdí un maravilloso viaje -ya pagado- a Praga. Lo mío con los aviones viene de lejos. He tenido tiempo para estudiar mi caso, 38 años, y estoy convencido que mi canguelo no es fruto de la claustrofobia, ni la acrofobia, ni ninguna otra fobia que yo haya estudiado. Mi miedo al transporte vía celeste lo relaciono con la sensación de impotencia que tendría ante una posible contrariedad más o menos seria. Mi vida en manos de un piloto que vaya usted a saber si no tiene en ese momento más miedo que yo y esperar a que acierte con el diagnóstico y el tratamiento. Con los barcos me ocurre algo parecido y por eso jamás he hecho un crucero ni lo haré.
El coche es otra cosa, lo manejo yo. Cierto que dependemos también de la pericia y la prudencia de otros conductores pero en cualquier caso ahí estoy yo para reducir, acelerar, derrapar ...
Con los trenes otro tanto, en caso de accidente tal vez pueda salir reptando por una ventanilla o incluso tirarme en marcha como en las películas del oeste.
El caso es que he comprendido que tenia que superar ese miedo a los pájaros de hierro una vez que ya somos dos los jubilados. El miedo sigue ahí y no me lo voy a quitar de encima cuando tenga una gira por países lejanos. Estudiaré aeronáutica y en caso de descenso acelerado iré junto al piloto y le daré las instrucciones precisas.
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Thornton, todo superado, ahora sólo te queda disfrutar de los próximos. Bienvenido.
ResponderEliminarEso espero, poeta.
EliminarUn beso.
Me encanta querido amigo, eso de ir junto al piloto y darle las instrucciones precisas...
ResponderEliminarTe entiendo perfectamente, yo donde viajo más cómoda y tranquila es en tren...y con mi chico que conduce muy bien.
Besicos.
Si el que conduce es tu chico, no me digas más. Como decía mi amiga -muy mayor- Conchita: "Manrique, donde haya un hombre..."
EliminarBesicos.
Siento algo parecido a lo que describes. Durante unos años dejé de hacerlo pero he vuelto a volar hace unos siete u ocho años. No lo paso bien pero aguanto.
ResponderEliminarMe temo que ese es mi destino: pasarlo mal y aguantar. A la fuerza ahorcan.
EliminarA mí me daba miedo la comida de avión. Pero como ya casi no dan...
ResponderEliminarAbrazo grande.
No sabes ligarte a las azafatas. Una atractiva rubia -azafata suiza- me dió whisky en mitad del vuelo. Solamente a mí, para envidia del resto del pasaje.
EliminarUn abrazo, también grande.
El miedo a volar está totalmente justificado y montarse en un avión es de locos o inconscientes. La única razón para hacerlo debe ser por amor.
ResponderEliminarUn saludo.
Menos mal que alguien me entiende.
EliminarUn abrazo.
Así que ahora el Club Thornton ampliará su radio de acción? Me complace, sí señor.
ResponderEliminarPienso ir a China a ver si conquisto ese mercado de una vez.
EliminarUn beso.
Eres muy atrevido. Yo sigo con mi caravana, siempre a ras de suelo. Suelo viajar así...
ResponderEliminarTú si que sabes. Por qué crees que te digo "maestro".
EliminarThornton, un amigo, ingeniero aeronáutico, me dijo una vez; "No sé como puede volar esa lata". Desde entonce, cada vez que entro en un avión lo primero que hago es mirar dónde se encuentran las salidas y, si puedo, me siento cerca de una. ¡Da tanta confianza ser el primero para salir pitando!
ResponderEliminarAsí iba yo, sentado junto a la salida de emergencia. La verdad es que fui acojonado todo el vuelo. "lata", qué palabrica.
EliminarHaciendo una obra en la base aérea de Albacete comocí a un capitán que decía: "Los aviones vuelan porque Dios quiere y los helicópteros....porque no se ha dado cuenta" . De todas formas no te preocupes que está muy ocupado "apuntando"a todos los malhechores de este mundo.
ResponderEliminarA mí me atraía más el autobús del Inserso. Pajaritos por aquí...
Eliminar¡Me alegro! Yo sigo en mi lucha porque mi calvo lo supere. De hecho, ya le he dicho que no vuelvo a zamparme 5000 kms. en coche, que él verá... No sé cómo acabará todo esto, ya veremos (parece que lo tengo medio convencido, pero bien me sé que es muy cabestro). Te pocdré de ejemplo, ¡hala!
ResponderEliminarUn beso.
Ten paciencia con él, Isabel, que es un buen zagal.
EliminarUn beso.
Nunca he subido en avión ni montado en globo pero soy feliz recorriendo un tren de lado a lado. Recorriendo algo que a su vez se está moviendo. O también puedo pensar que el tren está quieto y es el mundo el que gira a toda hostia en sentido contrario. Por alguna razón, no tengo esa misma sensación cuando voy en coche o en autobús.
ResponderEliminarHace poco acompañé a una amiga a Madrid, que sufre bastante cuando vuela y, por lo que me dijo, nunca había disfrutado de un vuelo tan aceptable como el que compartimos.
ResponderEliminarVenía con nosotros otro compañero de trabajo y nada más entrar, le preparamos una serie de pruebas al estilo un dos tres responda otra vez en versión absurda. No se dio cuenta y ya estaba en el aire.
La primera consistía en escoger el menú de avión que le pedirías a tu peor enemigo. Eso sí que revolvía el estómago y no el despegue.
Me alegro mucho del logro, Thornton, sobre todo porque reduce nuestras distancias. También he oído hablar del tapping, que elimina la fobia y es sencillo. Mira a ver...