En
el cielo morarán los que en la tierra han sido felices
J.L.B. “El informe de Brodie”
En un reciente viaje a La Manga les comenté a tres
de mis hermanos una noticia que había leído en El País. Un tal Michael I. Norton -profesor de la Escuela de Negocios de Harvard- aseguraba tener pruebas de que
el dinero sí daba la felicidad. Comenzamos entonces una discusión sobre la
relación entre el dinero y la felicidad que, por supuesto, aún no ha terminado.
Discutir sobre lo que sea a propósito de lo que sea se nos da muy bien a los
hermanos.
Mi hermano Pepe decía que definir la felicidad ya
era un tanto imposible. Para mi hermano Eduardo el dinero no daba la felicidad
pero ayudaba. Mi hermano Miguel fue más tajante y asoció estrechamente dinero y
felicidad y remitió la pregunta a los parados o a los desahuciados. Mi postura
es tan radical como la de Miguel, pero totalmente opuesta.
Sostengo que este profesor Norton debe de ser un
lince con los negocios pero en asuntos venturosos debe bajarse de la tarima y
sentarse junto a los alumnos.
Yo le recomendaría a este joven desasnador que
empezara por leer a Luis Rosales, uno de nuestros grandes poetas de la
generación de 1936. Así aprendería a
distinguir entre alegrías y satisfacciones. Una alegría es algo más serio que
comprarte un traje de Loewe o comerte una docena de gambas rojas de Denia a la
plancha.
Luis Rosales en Algunas
consideraciones sobre el dinero… nos advierte de esa limitación del
poderoso caballero:
-El
dinero tiene tanta fuerza que puede trasladar un monte o destruir una ciudad
pero no puede dar una alegría, solo brinda satisfacciones. Distinguir
claramente entre tener satisfacciones y tener alegrías es la clave del vivir.
También le recomendaría al amigo Norton -y a mis
hermanos- que viera una escena de la película que dirigió Carlos Saura titulada
Pajarico. Estoy convencido que esta
sola escena le haría revisar su tesis. Paco Rabal sentado en la playa de San
Pedro del Pinatar recibe en la cara la
brisa del mar y contempla a los suyos disfrutar del agua y del sol. Piensa en
lo hermosa que es la vida y dice una frase que podría ser una perfecta
definición de la felicidad:
-Qué bien se
está cuando se está bien
- Encarna Segura Garrido Cualquier cosa que dijéramos sobre felicidad y dinero sería cierto. Felicidad, satisfacción... A mi me gusta la palabra plenitud. Puede el ser humano alcanzar la plenitud (llamémosla así) en algunos momentos de su vida. Puede el "pobre" alcanzar la plenitud en algunos instantes? Pues yo creo que si. El dinero está muy bien, "los duelos con pan son menos"; pero la plenitud creo que pertenece al ser humano pobre, enfermo, ignorante, sabio, feo, bello e incluso rico. Creo que eso sentía Pajarico mirando al mar.
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Digo lo mismo que que Paco Rabal, amigo
ResponderEliminar"Qué bien se está cuando se está bien"
Cuando veo esta escena de Pajarico, me quedaría en ella.
Besicos
Interesante discusión. No oso terciar. Un abrazo.
ResponderEliminarEstoy contigo, Manri, alegría y satisfacción no es lo mismo. El dinero ayuda pero cuando falta lo que mi paisano Pacorabá (en aguileño)define como , ni todo el dinero del mundo nos puede dar felicidad, ni nos hace estar alegres, e incluso, satisfechos. Y ES QUE NOS FALTA ALGO. Os quiero.
ResponderEliminarjaja, lo que pasa es que lo argumentas tan bien, con los ejemplos justos y pensados, que mejor nos callamos. Yo sí creo que el dinero da la felicidad, al menos un tipo de felicidad. Lo que no creo es que sea infalible y para siempre: tengo pasta, soy feliz... no, claro que no. Pero si hiciéramos una estadística entre gente feliz o infeliz, y gente con o sin dinero, está claro que veríamos que quien lo tiene es, por norma general, más feliz. Luego están los desastres de la vida, que nos golpean a todos y eso nos arrebata la felicidad, tengamos o no tengamos dinero. Pero la felicidad da tranquilidad, sosiego, palia el hambre, permite esos pequeños caprichos no necesariamente caros o sí (yo he sido felicísimo en mis viajes, y en el crucero del verano pasado es que ni te cuento). El dinero nos hace la vida variada, confortable...
ResponderEliminarLo que sigue siendo cierto y siempre lo será es que hay cosas que el dinero no puede comprar. Pero cada vez compra más: en USA alguien con dinero no duerme en la cárcel ni un día, mucho menos muere ajusticiado. Respecto a la salud otro tanto...
Pero también te diría una cosa: no necesitamos millones, seguramente eso puede acabar siendo más problema que otra cosa. Lo necesario para vivir bien y poder permitirse alguno de esos caprichos que te decía.
Salud y dinero. Y abrazos.
Además, ahora alguien con dinero podrá ser español... ¿Te imaginas una felicidad más grande? jajajaja, es broma, naturalmente (glups). Otro abrazo.
ResponderEliminarInteresante reflexión. Yo me apunto a tu teoría, pero no me comprometo a devolver o repartir el gordo si me toca estas navidades. Que luego la gente te toma la palabra...
ResponderEliminarUn abrazo, Máquina.
Hola Manri, no me acuerdo bien que postura es la que yo defendía, pero como ya han pasado unos días, puedo decir la de hoy.
ResponderEliminarCreo que pensar en “ser feliz” es un imposible, se tienen ”momentos de felicidad”, “momentos de amargura”, “momentos de intranquilidad” etc, etc. entonces intentar unir esos momentos a algo material como el dinero, la compañía, la soledad,el clima .... de forma absoluta, es erróneo.
Llegado a este punto si creo defender la postura de que, el porcentaje de “momentos felices” con algo de dinero es mayor que sin ese algo de dinero.
¿Recuerdas la frase del Yayo? “Que bien vivirá, el que viva mejor que yo”.
Un abrazo
Pepe
Me encanta tu perspectiva.
ResponderEliminarOjalá seamos capaces de mantenerla la mayoría de los aquí presentes.
Saludos
Tengo dos hermanas y también nos encanta discutir, aunque nosotras discutimos a gritos y nunca cedemos.
ResponderEliminarEn esta ocasión, que me perdonen los hermanos, le doy la razón a Encarna, que lo ha dicho magistralmente. Me quedo con "Plenitud". Besos a todos.
Yo estoy con Miguel, el dinero está muy cerca de la felicidad. Te recuerdo aquello de la película "Historias de Filadelfia": La mejor vista de este bonito mundo es la de la clase privilegiada disfrutando.
ResponderEliminarEncarna ha puesto una guinda muy dulce: Plenitud.
Por ser un poco mosca cojonera, me gustaría recordar otra película "Sangre en primera página" en la que Rita Hayworth es acusada de asesinar a su marido. Cuando su madre quiere contratar al abogado, Anthony Franciosa, este le dice que de cuánto dinero dispone, a lo que ella responde que de 1200 dólares. El se niega a defenderla y la madre le dice: “Hasta ahora no he comprendido lo importante que es el dinero…”
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Dorys sobre todo en lo de Encarna.
ResponderEliminarSi es difícil definir felicidad, no te digo nada definir dinero. ¿Qué es dinero? Es algo absolutamente relativo. El dinero no da la felicidad, a mi parecer, porque no sé a quién se le habrá ocurrido relacionar ambas cosas. Necesidades básicas cubiertas, un grado razonable de salud y tiempo disponible para disfrutar de la vida y de ti mismo, son cosas que dan bienestar, pero no felicidad. El bienestar es la base de la felicidad. Pero ¿cuánto dinero da el bienestar? ¿Para qué persona? ¿En qué circunstancia? Son muchas preguntas, pero yo apuesto por una vida austera, un trabajo digno, afectos firmes y una pasión para ser feliz, todo lo que se puede ser en este mundo y en momentos puntuales. Aunque, por experiencia, sé que la felicidad no se reconoce sino cuando ha pasado. Lo demás es bienestar.
ResponderEliminarLa felicidad es un anuncio de cocacola o bmw si la asociamos a intensidad. Alguien nos quiere hacer creer que la intensidad y la felicidad son la misma cosa, sobre todo el tipo de intensidad que solo se consigue consumiendo. El cine y la literatura se han encargado desde hace mucho de improntarnos un modelo de felicidad pero la verdad es que los príncipes del cuento se hartaron a los dos meses de comer perdices y tuvieron que buscar nuevos estímulos o morirse de asco.
ResponderEliminarCreo que lo leí en "Desde la última vuelta del camino". Dice Pío Baroja que hay momentos que dan vida y otros que quitan.
ResponderEliminarEstoy seguro que ese momento que entrecomillas de nuestro admirado paisano es lo que Encarna dice momento de plenitud pero, desde luego, relacionado con los momentos que dan vida.
Yo no desaprovecho la ocasión de vivir los momentos que creo me dan vida. Procuro que el balance de resultados sea positivo.
¡Gracias, Thornton!
ResponderEliminar¡Acertada y original reflexión de Encarna! Estoy de acuerdo en que el dinero no da la felicidad, pero sí que palia y evita muchas circunstancias que nos hacen muy infelices. Hace bastantes años, durante un viaje por Egipto, observé lo alegres que se veía a los niños, jugando con su imaginación, en contraste con el aburrimiento y tedio que invade a los del “primer mundo” con gran frecuencia. Entendí qué distintas maneras de ser felices y de entender la escala de valores de ambas culturas. ¡Es casi imposible entenderlo con nuestra óptica!
ResponderEliminarPor otra parte, aunque ya lo conocía y había visto documentales parecidos, hace unos días vi uno sobre los “tintadores” de tejidos en la India, Turquía y Bangladesh, sus penosas condiciones de vida, los tremendos riesgos que sufren por el empleo de productos químicos en el proceso de tintado, especialmente el negro, que inevitablemente los aboca a padecer cáncer. Como contraste los desfiles de moda parisinos, con modelos luciendo sus culitos y lencería sexi en color negro. Todas estas personas jamás serán felices y los escasos momentos de plenitud que puedan alcanzar, serían infinitamente más, si tuvieran dinero. Esta discusión vale para el primer mundo; para el resto me temo que bastante poco.
Como contraste os indico un enlace de You Tube, que es capaz de arrancar una sonrisa. Me lo envió mi amigo Valentín, madrileño al que conocí de estudiante y con el que mantenemos la amistad. Han pasado cuarenta años y todavía atisbo en él, un candor juvenil, que no le ha abandonado.
https://www.youtube.com/embed/ZkJpzTNeaZQ
Lo que puedo asegurarte, querido Profe, que una de las situaciones que más serena felicidad me aporta, es cuando siento que gracias a algo que he hecho, terceras personas se sienten mejor...¡ah, me da una sensación fantástica!
ResponderEliminarUn abrazo de los grandes