La comida que adelgaza es la que se
queda en el plato
GRANDE COVIÁN
Una vez que dejé atrás la treintena empecé a tener problemas de peso. Nunca he sido lo que se dice un gordito, pero desde entonces casi siempre me han sobrado diez o doce kilos, ahora incluso veinte.
Como soy
algo presumido no me resigno a no lucir tipito, así que llevo toda una vida
haciendo régimen. Parezco la luna, ahora menguante, ahora creciente, de nuevo
menguante y vuelta a crecer. No he aprendido a mantenerme y esto es un suplicio.
La culpa –a
alguien he de cargarle mi peso- creo que la tiene mi afición a comer
siempre con
pan. Si no hay pan de por medio no como. Pan con aceite y pimentón. Pan
con sobrasada. Pan acompañando a una naranja o a un plátano.
Pan con vino. Pan solo.
Vengo de una
familia muy numerosa –once hermanos- y todos con muy buen apetito. De críos, nuestras
cenas eran a base de bocadillos. Imagínense a tres bocadillos por barba lo que
da la suma. Más que unas simples cenas parecían celebraciones de cumpleaños.
Bandejas y bandejas con bocadillos de tortilla de patata, de mortadela, de anchoas…
Tengo la
impresión que por aquellas fechas no era solo en mi casa donde el pan era
alimento obligado. Manuel Vicent en su libro Verás el cielo abierto cuenta que en casa de su amiga Amparín comían
el jamón sin pan. Al regresar a su casa se lo contó emocionado a su padre:
-Y Amparín, con un cuchillo muy grande, cortaba todo lo que quería, se lo comía sin pan y nadie le reñía.
-¿Sin pan? ¿Has dicho sin pan?
-Sin pan.
-Bueno, bueno, es que ellos son de Valencia. Quítate esas cosas de la
cabeza, repetía mi padre sin levantar los ojos del plato.
Me da la
sensación que ya a estas alturas no cambiaré de hábitos y el pan seguirá
presidiendo mis comidas. Hice una intentona con la cocina de autor pero todo se
fue al traste cuando leí una entrevista a Ferrán Adriá. Le preguntaban en qué
consistían sus cenas. Su contestación me resultó familiar: Ceno un bocadillo.
.
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Pues yo te veo con muy buen tipo.
ResponderEliminarYo creo que el pan adelgaza porque llena. Si no comes pan, te zampas el triple de jamón.
ResponderEliminarEn un viaje a Estambul, una de las muchas sorpresas fué el pan, dispuesto en grandes barras, tiernas y sabrosas, de las que uno iba cortando las rebanadas que le apetecían. Me enteré que siempre es “del día” y que no conciben que no sea así. En Viena encontré numerosísimas “variedades”, algunas con semillas de todo tipo y otras más cercanas a la bollería pastelera, ofreciendo una amplia variedad que sin embargo no alcanza la sencillez y grandeza del pan “otomano”.
ResponderEliminarLo mismo me ocurre con los bocadillos frente a las hamburguesas en todas sus variedades (creo que he comido una o dos en toda mi vida). En Valencia tienen una estupenda tradición de bocadillos.
He sido testigo de tus numerosas “fases lunares” y como soy el calumniador oficial, diré en expresión castiza que “siempre tienes el hambre hecha”. ¿Recuerdas aquel día desayunando que mirabas un cestillo con una docena de grandes magdalenas, de las que yo no podía con una y me confesaste: "si me pusiera me las comía todas"?
Diré en tu descargo que cuando vamos a comer (¡Qué grandes momentos!) no sueles tomar más cantidad que yo, pero es que, como dicen en mi tierra: “soy de mala raza”.
Por cierto….las fotos del pan “abren el apetito”.
P.D. De momento esa “anotación” que tienes, sigue sin fecha de caducidad. Un abrazo.
jaja, luna creciente luna menguante, buen humor ante todo... Aquí decimos ser panarra a alguien que le gusta mucho el pan, ignoro si es correcto en castellano. En cualquier caso, yo no soy panarra, aunque entiendo la mítica del pan, que supo captar muy bien Dalí... El pan está rico, crujiente, comprendo eso... pero puedo prescindir de él. Y, te digo una cosa, incluso prescindiendo de él uno acaba poniendo más quilos de los que desearía. O sea que fuera manías, que por lo que veo ya no las tienes, y pa'lante como los de Alicante, o los de Valencia...
ResponderEliminarPan del latín "panis".
ResponderEliminarMe encanta el pan, por la mañana desayuno tostadas con aceite y azucar, ahora una con (mantequilla y carne de membrillomembrillo)
ResponderEliminares la época.
Pero todavía más rico el cafelico con picatostes, no soy tan asidua a los bocadillos.
No te preocupes del tipo, estás en tu peso, bebe agua, pasea y despues volverás con más apetito.
Un abrazo desde mi Librillo
Te entiendo tanto... Tampoco concibo una comida sin pan, me gusta el pan y recuerdo aquel refrán que refleja un gran suplicio cuando expresa que algo se hace más largo que un día sin pan.
ResponderEliminarDicen que engorda, pero me resisto a pasar sin él, desde las tostadas mañaneras, el trozo en las comidas y el bocata en la cena. Así me va a mí, jajaja, rellenita y feliz.
Por cierto, no estás gordo ni te sobran kilos, es que eres grande. Todo hay que mirarlo desde la óptica adecuada.
Un beso y me alegro mucho de verte de vuelta.
Eh, que acabo de verlo ahora mismo.
ResponderEliminarGracias por poner ese enlace con "Linaje oscuro". Espero y deseo que te guste (me está dando muchas satisfacciones de momento).
Es que donde haya un pan, con mantequilla, con mortadela, con chocolate...yo merendaba mucho con jícaras de chocolate y un plátano de acompañamiento
ResponderEliminarBesitos
(ando buscando un lápiz del Teide...a ver...)
Me encanta como lo cuentas...
ResponderEliminarPan, con todo.Cuando iba al instituto, yo llevaba un bocadillo de jamón o de sobrasada,(todo casero) y les tenía una envidia horrible a todas las niñas que se compraban en la cantina, un bocata de atún y mayonesa. Ay, creo que alguna vez hice un intercambio de bocadillos. Ya ves.
Lo que sí es verdad que ahora el pan no es como el de antes,excepto en algunos casos, ahora está agujereado,arrebatado, no sé si es por las harinas o por las aguas, el pan ha perdido la calidad de crujiente.
Una de las cosas que más echo de menos es el olor a pan recién hecho, ese que inundaba los barrios de las ciudades, entrada la noche.
Besicos, amigo.
Hablo de niñas porque yo fui al instituto femenino, claro. Los únicos niños, eran los profesores.
EliminarNada hay más apetitoso que el olor del horno caliente en donde se ha cocido el pan. En Murcia, que sepa, sólo quedan tres lugares en los que el horno es un verdadero horno moruno, el resto son panes semihorneados que, posteriormente, se "rematan" en desinfectados hornos de chapa de acero. Que no son malos, pero donde la ceniza de almendro, limonero u otra leña, se pegue por la parte de la solera del pan... que se quiten los panes desinfectados.
ResponderEliminarThornton, me has abierto el apetito.
Un fuerte abrazo, Manri.
Quién de nosotros ha podido resistir la tentación de despuntar una barra de pan y echartela a la boca cuando acabas de comprarla.
ResponderEliminarUn post que alimenta. Besos.
Una maldición cayó sobre los españoles: comerás pan hasta que te hartes. Y así seguimos. Pero de verdad, amigo, que yo no pienso renunciar a las buenas costumbres, y como lo que me apetece. Lo que me apetece es pan, casi siempre. Es la cosa más sana que existe. Mi tía se comía la fruta con pan, y yo de cría no podía entenderlo. Ahora me he atrevido con uva y pan; una delicia. Para colmo, tengo una maquinica de esas de hacer pan y eso ya sí que es un vicio. Por supuesto, cuatro pisos más arriba de tu casa las cenas eran también de bocadillos. Los que más me gustaban, los de tortilla francesa, los que menos, los de hígado a la plancha. Pero en una familia numerosa, ya lo sabes, hay que comérselo todo, incluso si te gusta menos.
ResponderEliminarPan y chocolate en la merienda...
ResponderEliminarVaya un honor que se me hace, distinguido presidente. Mi modesta persona incluida en la galeria de los mas famosos escritores de exito que en esta Murcia han sido! Gracias y a ver para cuando ese alboroque a cuenta de los objetores del Casino! que os tengo apuntados. Un abrazo
ResponderEliminarPor cierto, en Relatos de portería tambien hay uno mio, no es por nada. Al Cesar...
ResponderEliminarEl César ya tiene su merecido.
Eliminar...espero que te agrade tu nuevo vecino de galería.
EliminarJa, ja,ja,...Yo también estoy en Relatos de Portería y no he dicho ná, claro que yo no soy escritora...je,je,je....
EliminarBesicos Thornton
Carmencica, tú es que sí estás desde hace tiempo en mi galería. De eso se queja Mariano, que te había puesto a ti y a él no.
EliminarY que me decís del bocadillo de "tomate de bote con anchoas" ???
ResponderEliminarLo mejor era que, cuando chorreaba el caldo del tomate junto al aceite por el antebrazo,la lengua lo limpiaba perfectamente.
Un abrazo
Gracias por compartir tu pan, yo tampoco puedo vivir sin él(¿parece exagerado?).Y algo interesante que viene como anillo al dedo: Compañero, se deriva del bajo latín compania, vocablo formado por cum (con) y panis (pan). Etimológicamente, pues, compañeros son ‘los que comparten el pan’.
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