EL POETA GABRIEL FERRATER decidió suicidarse
porque odiaba el olor de los viejos y no quería llegar a desprender ese
olor. Al cumplir 50 años se tomó unas pastillas, se colocó una bolsa en
la cabeza y se liberó de ese riesgo.
Desde que me enteré de este suceso, no hay santo, cumpleaños, aniversarios o Reyes que ante la pertinaz pregunta de mis hijos: "Qué quieres de regalo, padre", no les conteste: Un frasco de perfume.
Desde que me enteré de este suceso, no hay santo, cumpleaños, aniversarios o Reyes que ante la pertinaz pregunta de mis hijos: "Qué quieres de regalo, padre", no les conteste: Un frasco de perfume.
Buena solución, aunque prefiero, al contrario que ese poeta, llegar a oler a viejo que oler a podrido prematuramente.
ResponderEliminarSaludos ARO, cuánto tiempo.
Eliminar¡Qué bien huelen tus ideas!
ResponderEliminarBesicos, amigo