CUANDO YO ERA un crío celebrábamos el día de la madre y el día de los enamorados. Ni
siquiera los padres gozaban de ese recordatorio por entonces. Menos aún se dedicaba
un día a las mujeres rurales o a la preservación de la capa de ozono. No
existía el día del árbol, ni el día del agua, ni el del inventor, ni el
dedicado al silencio que apunta Andrés Trapiello.
Aquella
Virgen de Murillo que le regalaba todos los años a mi madre no ha desaparecido de mi memoria: “A la madre más
buena del mundo del hijo que más la quiere. Manrique”. Qué imaginación.
Tampoco
olvido que por estas fechas echaban en TV la película "El día de los enamorados",
con un espléndido Tony Leblanc, una jovencita Conchita Velasco y el San
Valentín por antonomasia: Jorge Rigaud. Aquellas miradas dirigidas al cielo en
busca de la ayuda divina eran propias de un actor de categoría.
Aquí les
dejo un breve testimonio de aquellos días. Es un vídeo -de poco más de un
minuto- solo apto para sexagenarios un poco horteras.
Aunque te guste "hacerte el duro", en el fondo eres un sentimental. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarExisten tantos "Días de...· que el calendario se ha quedado ya sin "Día de los Sexagenarios Jóvenes". Creo que se debe reivindicar.
ResponderEliminarSí, Tornton, la caída (elevación) de ojos condescendientes era de antología. Vamos, aprendida en el Actors Studio.
Sabes que os quiero a todos, Manri.
¿Me parece a mí, o con los años la tuna ha perdido brío, energía, calidad vocal e integrantes...?
ResponderEliminarLos horteras de cincuenta recién cumplidos también podemos disfrutar del vídeo.
Un abrazo.
Algunos estamos a punto de blincar el brazal del sexa, pero seguiremos acompañando a los jovenes en vuestra rica peripecia de los miercoles siempre que el cuerpo aguante. Un abrazo.
ResponderEliminarUn pícaro ese san valentín a la española. Lo mejor las miradas de Concha Velasco y Tony Leblanc a través del cristal...
ResponderEliminarEn estos días no creo mucho...Sí, sí creo en la dulzura, delicadeza y cariño de la gente como tú.
Besicos
Hay algo de entonces que echo muchísimo de menos: las serenatas.
ResponderEliminarLas personas somos muy desagradecidas y muy poco detallistas. Por eso tiene que haber días que nos recuerden ciertas cosas.
ResponderEliminarDeberíamos apreciar a las mujeres, a la capa de ozono, a la paz y a mil cosas más sin que tuvieran que decírnoslo.
Me parece, que sin conocerte en persona eres el más tierno enamorado que existe por los blogs.
ResponderEliminarMe encanta la virgen de Murillo, esa dedicatoria llena de imaginación y...¡Esa tunaaa!
Felicidades y un abrazo.
¿Y a mí que se me olvida? Este año hasta se nos ha olvidado nuestro aniversario. Es que soy escasamente romántica. Más bien melancólica. Pero sí que me acuerdo de esa película, que la vi con mis tías Angelita y María Luisa en el cine Coy, con mis dos primas Cano, Esperanza y María. Ya somos sesentonas las tres. Nos lo creíamos todo por entonces.
ResponderEliminarYo no he dedicado un día especial al silencio, como sugiere Trapiello, pero he tenido días de silencio sin buscarlos. Y es algo diferente al resto de los días.