martes, 30 de julio de 2013

¡SE ME MUEREN!

TENGO CLARO que moriré con las botas puestas. Quiero decir con unas botas determinadas, mis botas marrones de siempre.

Para perder esos kilos de más que siempre van conmigo, me he puesto a andar como si me hubiesen dado la misma orden que al difunto Lázaro: Manrique, levántate y anda. He echado mano de las zapatillas de deporte que tengo en la playa -unas Nike de 130 €- y después de un par de caminatas mis pies me pedían a gritos que guardara esas carísimas zapatillas y me trajese de La Alberca mis desgastadas botas marrones de siempre.



No crean que soy un tacaño y no quiero gastar más de la cuenta. Tengo zapatillas de tenis y zapatillas de pádel -que son distintas-. Unos zapatos con clavos en las suelas para jugar al golf. Botas para andar por la montaña -a ese paso lento que en los Pirineos llaman paspirini-. Botas de alta montaña preparadas para soportar bajas temperaturas... Pero ninguna de ellas mima mis pies como mis ajadas botas marrones. Incluso su piel ha cedido y me ha regalado una ventana por donde poder respirar mientras ando.

Al poeta Jorge Guillén le debió de ocurrir algo parecido. La suerte de sus zapatos fue que sirvieron a un ilustre poeta que fue capaz de escribirles un poema que tituló Muerte de unos zapatos y que empieza así: ¡Se me mueren! Genial ¿No? Pues léanlo.


8 comentarios:

  1. Es que los zapatos gastados, los tenis ensanchados, los mocasines de nuestra vida, nos aman: la gente que nos ama, sabe dónde nos aprieta el zapato; los zapatos que nos aman, no nos aprietan.
    Incluso son capaces de soportar el aroma de nuestros pies después de una larga caminata...¿qué ser humano soporta eso?. Ellos nos aman, diga lo que diga el poeta.

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  2. Deliciosa entrada...Me encanta ver cómo relacionas las cosas cotidianas con las citas poéticas.

    Ay,amigo, que bien.
    Besicos desde la urbe.

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    1. Ya sabes de mi afición por las digresiones. En definitiva - como bien te has dado cuenta-, lo que quería era daros a conocer que un poeta de la talla de Jorge Guillén escriba a sus desgastados zapatos.
      Espero que todo vaya bien y pronto estés cerca de tu faro.

      Besicos.

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    2. No sé de qué "talla" sería Jorge Guillén, pero mi Fuensanta, que usa la 33, se las ve canutas para encontrar alpargates. Cuando encuentra unos se compra dos pares de golpe.

      Escribir de lo cotidiano y crear una obra maestra es lo que distingue a los genios. Ahora me vienen a la cabeza Virginia Woolf, o las greguerías de Gómez de la Serna. ¡Algunos se creen que eligiendo un tema épico ya tienen la mitad hecho!

      Saludos.

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    3. Que cierto lo que dices. Detesto la solemnidad, la pomposidad y el afán de trascender.

      Un abrazo

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  3. http://poesamsquenada.blogspot.com.es/2013/08/la-avaricia-de-la-poesia.html



    Un gran beso.

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