miércoles, 14 de septiembre de 2011

LA CONVERSACIÓN

Vi esta película, dirigida por Coppola,  allá por los años setenta. En el  Cine Coy,  al entrar a la derecha. No sé por qué, pero en unos cines mi novia y yo nos sentábamos  siempre a la derecha  -Rex, Coy, Coliseum-  y en otros a la izquierda –Cinema Iniesta, Gran vía,  Teatro Circo Villar-. Sin motivo aparente, pero era así.



Hay una secuencia que me atrapó de tal forma que no he podido olvidarla desde entonces.  En un parque, una pareja está paseando y ven a un vagabundo tumbado sobre un banco. La chica -Cindy Williams- lo mira con tristeza y dice: Cuando veo a uno de esos pobres viejos, siempre pienso lo mismo: pienso que una vez fue un niño pequeño y que tendría un padre y una madre que le querían mucho y ahora míralo, derrumbado en un banco callejero, dónde están ahora su padre, su madre, su familia. No sé por qué siempre lo pienso.


Con el tiempo cayó en mis manos un libro de poemas de Charles Bukowski. Uno de esos poemas se titula “Pensión de mala muerte”: y esos / cuerpos /  en la oscuridad  / gordos y / flacos / y / encorvados / unos / sin piernas / sin brazos / […] / todos esos hombres / fueron / niños / una vez / ¿qué / les / ha pasado?

Volvía a toparme con la misma pregunta. Y con esa reflexión he vivido los últimos cuarenta años. No me la quito de la cabeza.

Desde aquella tarde en el Cine Coy,  cada vez que veo esa escena en la vida real, cada vez que me tropiezo con un indigente tumbado en un banco, recuerdo aquella película,  recuerdo aquel poema, y de paso  –no lo puedo evitar-  me fijo si luce abundante cabellera. Ustedes me entienden.
 

http://www.youtube.com/watch?v=5z8EOHi-nKM






.