jueves, 1 de septiembre de 2011

CUALQUIER OTRO DÍA

La principal diferencia entre los hombres y los dioses es que los
dioses no creen que pueden convertirse en hombres.

DENNIS LEHANE



En este entretenimiento de leer libros el que más y el que menos tiene sus manías y sus hábitos.
Conozco gente que solo lee en verano. Se pasan el día leyendo como posesos, libro tras libro, andan todo el día ensimismados pasando páginas y en cuanto asoma el otoño se despiden de ellos hasta la temporada próxima. A más ver.

Entre mis estrategias lectoras, el verano también adquiere su protagonismo: me gusta  abordar los tochos cuando estoy en la playa. Así, Guerra y Paz, La Montaña Mágica, Vida y Destino, Moby Dick… los he engullido entre baño y baño. 

Y ya he llegado a donde quería llegar: este verano uno de mis hijos me obsequió con un tochito –Para mi padre, a quien debo el disfrute de libros como éste. De tu hijo que te quiere, Manrique- de 728 páginas. Su título es el que he robado para esta entrada, Cualquier otro día. Su autor, Dennis Lehane, es autor, entre otras, de Mystic River, aquella historia que llevó al cine Clint Eastwood.



Les ahorraré una crítica al uso. No está entre mis virtudes desgranar un libro y pontificar sobre su calidad. Ni siquiera les diré que retrata impecablemente la América de principios de siglo XX, con sus problemas raciales, el fin de la hegemonía irlandesa, el terrorismo anarquista y el auge del movimiento sindical.


Lo que sí me atrevo a decirles es que se trata de uno de esos libros que caen en tus manos cada diez años. Lo lees a horas y a deshoras, te levantas de madrugada para seguir leyéndolo y se lo recomiendas a todo bicho viviente. Una joya.

Los diálogos parecen sacados de una película de cine negro y raro ha sido el capítulo en  donde no he encontrado una perla para mi florilegio: 

El verdadero precio de tener una familia es no poder evitar el dolor de los seres queridos.







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