lunes, 9 de mayo de 2011

AHORRANDO TE ARRUINAS

"Yo para dar, he sido siempre un ignorante".
POLO DE MEDINA


“Manrique, no seas nunca tacaño. Todos los vicios van desapareciendo con la edad menos ese, que va en aumento”. Este consejo me lo dio hace unos días mi primer maestro, don Salvador,  ya casi centenario, mientras me contaba unos problemas que tenía con su comunidad de vecinos. Seguía siendo mi maestro y me estaba dando un último consejo.
Como don Salvador, yo también he tratado de que mis alumnos le dieran al dinero su justo valor. Ya os he comentado que en las paredes de mi clase colgaban enmarcadas unas "frases de oro" que utilizaba para mejor educar a mis alumnos y allí se podía leer: El dinero no puede dar una alegría, / solo brinda satisfacciones (Luis Rosales). O este medio verso del primer soneto de Shakespeare, Ahorrando te arruinas.
                                                                                


La guasa siempre está presente en nuestras juergas geriátricas, y cuando alguno de nosotros paga una cuenta en el bar lo celebramos gritando como en La Bohème: ¡Viva el que gasta! ¡Viva el que gasta! También aquello del Ulises: Paga y pon buena cara. Pero ninguna frase puede compararse en gracia y talento a la que utiliza un parroquiano de un modesto y familiar bar en La Alberca cuando alguien lo libera de pagar: ¡Ileso, salgo ileso!




.