A un joven profesor -al que quiero mucho-
no afiliado y que sí fue a la huelga.
Vaya por delante que jamás me afilié a ningún sindicato. Que nunca participé en elecciones sindicales y que sólo he apoyado una huelga en toda mi vida laboral . De ninguna de las tres circunstancias anteriores estoy orgulloso.
Tengo la impresión de que el prestigio de los sindicatos está bajo mínimos. Muchos de vosotros, en vuestros blogs y en blogs ajenos, os habéis manifestado de forma muy crítica con los sindicatos y los sindicalistas a propósito de la huelga general.
No seré yo el que os lleve la contraria pero sí me gustaría hacer alguna reflexión:
Para denostar a estas organizaciones de trabajadores se mantiene que en realidad son poco representativas de éstos, tal y como acreditaría el bajo grado de afiliación sindical -en torno al 18%- de nuestro país. También se les critica el que no se financien exclusivamente con las cuotas de sus afiliados, y que seamos todos los españoles los que a través de subvenciones públicas sufraguemos su actividad.
Vamos por partes.
Las condiciones de trabajo pactadas entre sindicatos y patronal a través de la negociación colectiva son de aplicación a todos los trabajadores del ámbito funcional y territorial del convenio, sin necesidad de que el trabajador esté afiliado al sindicato negociador. Puesto que los sindicatos también representan los intereses de estos trabajadores "no miembros" debería entenderse que la verdadera representatividad de los sindicatos nos la da la denominada tasa de cobertura -porcentaje de trabajadores por cuenta ajena afectados por la negociación colectiva- que en nuestro país es del orden del 70%.
Y es precisamente esta característica de nuestro sistema de relaciones laborales -la eficacia general de los convenios colectivos- una de las causas del bajo nivel de afiliación sindical que conoce nuestro país. ¿Para qué me voy a afiliar y pagar una cuota si puedo beneficiarme de los logros obtenidos por esa organización sin formar parte de ella?
En cuanto a su financiación, deberíamos considerar lo que destaca nuestro también criticado Tribunal Constitucional: "Los sindicatos son organismos básicos del sistema político cuyas funciones no son funcionales únicamente a la satisfacción del interés de los trabajadores, sino también del interés público". Parece justo que su actividad aparezca financiada en parte a través de recursos públicos, al igual que ocurre, por ejemplo, con los partidos políticos.
Entre copa y copa, libros, películas, discos, recuerdos...a veces se cuela una reflexión de distinto género.
Bienvenida sea, espero.
no afiliado y que sí fue a la huelga.
Vaya por delante que jamás me afilié a ningún sindicato. Que nunca participé en elecciones sindicales y que sólo he apoyado una huelga en toda mi vida laboral . De ninguna de las tres circunstancias anteriores estoy orgulloso.
Tengo la impresión de que el prestigio de los sindicatos está bajo mínimos. Muchos de vosotros, en vuestros blogs y en blogs ajenos, os habéis manifestado de forma muy crítica con los sindicatos y los sindicalistas a propósito de la huelga general.
No seré yo el que os lleve la contraria pero sí me gustaría hacer alguna reflexión:
Para denostar a estas organizaciones de trabajadores se mantiene que en realidad son poco representativas de éstos, tal y como acreditaría el bajo grado de afiliación sindical -en torno al 18%- de nuestro país. También se les critica el que no se financien exclusivamente con las cuotas de sus afiliados, y que seamos todos los españoles los que a través de subvenciones públicas sufraguemos su actividad.
Vamos por partes.
Las condiciones de trabajo pactadas entre sindicatos y patronal a través de la negociación colectiva son de aplicación a todos los trabajadores del ámbito funcional y territorial del convenio, sin necesidad de que el trabajador esté afiliado al sindicato negociador. Puesto que los sindicatos también representan los intereses de estos trabajadores "no miembros" debería entenderse que la verdadera representatividad de los sindicatos nos la da la denominada tasa de cobertura -porcentaje de trabajadores por cuenta ajena afectados por la negociación colectiva- que en nuestro país es del orden del 70%.
Y es precisamente esta característica de nuestro sistema de relaciones laborales -la eficacia general de los convenios colectivos- una de las causas del bajo nivel de afiliación sindical que conoce nuestro país. ¿Para qué me voy a afiliar y pagar una cuota si puedo beneficiarme de los logros obtenidos por esa organización sin formar parte de ella?
En cuanto a su financiación, deberíamos considerar lo que destaca nuestro también criticado Tribunal Constitucional: "Los sindicatos son organismos básicos del sistema político cuyas funciones no son funcionales únicamente a la satisfacción del interés de los trabajadores, sino también del interés público". Parece justo que su actividad aparezca financiada en parte a través de recursos públicos, al igual que ocurre, por ejemplo, con los partidos políticos.
Entre copa y copa, libros, películas, discos, recuerdos...a veces se cuela una reflexión de distinto género.
Bienvenida sea, espero.
Una reflexión bastante aséptica y que dará mucho de si, estoy segura.
ResponderEliminarMe gusta el color rojo...y las granadas,las palmeras, los jazmines y el mar...
No, no me he vuelto loca,es para empezar rebajando lo que por aquí pueda llegar.
Besicos.
Bueno,un poco cursi es posible,sin haberlo deseado me ha salido un pareado....
ResponderEliminar¡¡Salud compañeros!!
Cabopá, me ha llamado la atención la dureza y la casi unanimidad con que se ha tratado a los sindicatos. Posiblemente se lo merecerán, pero he querido señalar este otro punto de vista. No creo que a nadie moleste.
ResponderEliminarMi intención no es convencer a nadie de nada. A estas alturas ya he aprendido que nadie convence a nadie.
A este paso me voy a comer yo solo las dieciocho granadas.
Besicos.
Empecé a trabajar en una empresa constructora de Valencia en 1975. Mi contrato inicial fué con una categoría laboral muy por debajo de mi titulación y trabajo desarrollado. Tras dos años de "aprendizaje/integración" se normalizó mi situación, adecuándola a la función real desempeñada. Estuve cuatro años más trabajando jornadas de 10 horas como mínimo, hasta los sábados al medio día. En unas elecciones sindicales preceptivas, me convencieron los compañeros (técnicos) para que presentara una candidatura "alternativa" a la "oficial" y aunque de hecho no había actividad sindical significativa, aquello molestó tanto al empresario que presenté la candidatura un miércoles y el viernes me despidieron fulminántemente. Esa fué mi corta andadura sindical. Con el tiempo he constatado que la mayoría de representantes sindicales están mas o menos "controlados" por los empresarios, por lo menos en empresas privadas de tipo medio y seguramente, en otras de mayor dimensión, también se "modera" su actividad con métodos diversos: beneficios laborales, puestos mas cómodos etc. En estos casos me refiero a representantes sindicales que siguen(o seguían)desarrollando un trabajo en la empresa. La mejora paulatina de las condiciones de trabajo, durante el siglo XIX y gran parte del XX, se ha debido sin duda a la presión y lucha sindical, pagada a veces hasta con la propia vida. Actualmente, en España, como la legislación permite "acumular" las horas de representación y que las "ejerzan" los denominados liberados, en mi opinión el sistema se ha ido pervirtiendo y al igual que pasa con la clase política, profesionalizado de tal manera que casi siempre son los mismos, o se suceden de forma endogámica y algunos de ellos, me temo que no han trabajado nunca. Se termina haciendo una "profesión" en el sentido mas negativo de la palabra y si además de las subvenciones legales, nadie controla, (salvo los propios sindicatos y las empresas) los ingresos procedentes de los "cursos de formación", obligatorios según la legislación, terminan convertidos en organismos que manejan sustanciosas cantidades de dinero principalmente en su propio beneficio. También creo que esa aureola de "pilares básicos" de la democracia, en el fondo no esconde mas que el control por parte del Poder Ejecutivo, de modo que se pueda "manejar adecuadamente" cualquier manifestación radicalizada que pudiera poner en peligro la estabilidad del sistema. Creo que el modelo sindical existente es el de siglos pasados y deben "adecuar el discurso", "reinventarse" y ser un elemento de ayuda en la empresa, colaborando al desarrollo integral de la misma, de las condiciones de trabajo, evitando desigualdades e injusticias salariales y velando que la productividad asegure el mantenimiento de la misma. Es evidente que el empleo lo crean las empresas y hay que dejar los estereotipos del empresario déspota, explotador etc. etc. Eso no es un empresario actual; es otra cosa. Un saludo.
ResponderEliminarCualquier organización que se constituya para el bien social es lícita y necesaria, qué duda cabe, y ésta de la que nos hablas mucho más; el problema es cuando, con el tiempo, se desnaturaliza y degrada y sus miembros se vuelven cómodos y se olvidan de lo que defienden en realidad. Imagino que en los sindicatos habrá de todo, como en todas partes, y que como organización siguen teniendo la premisa de defender al trabajador ante los abusos del poder, aunque a veces no lo parece. Estos temas son complicados.
ResponderEliminarUn abrazo.
Estos temas no son mis preferidos aunque una vez me dijeron que yo puedo pasar de la política pero que la política no pasa de mí.
ResponderEliminarLo importante es que sobre estos temas y otros parecidos se hable con respeto como haces tú, sabio Thornton.
Besos y más besos.
Mucho me temo que una cosa es la teoría y otra la práctica. Así nacen sindicatos como Anpe...
ResponderEliminarUnas chapas te han llevado a otras.
ResponderEliminarCuando me acuerdo abro las cervezas con cuidado y la chapa se la doy a mi hijo y el me dice: -Gracias papa. Que bien suena y por tan poco.
Trorntón, un abrazo “chillao”.
Ay, Presi, hoy me pillas tocada para hablar de sindicatos. Tengo empacho de ciertos temas. Quizás mañana esté con ánimos.
ResponderEliminarNo obstante, qué menos que dejarte muchos besicos y otro "chillao", como nuestro Jesús.
Mariano, tú sí tienes experiencia en estos asuntos, lo digo por tu doble experiencia, como asalariado y como empresario. Gracias por tu aportación.
ResponderEliminarUn abrazo.
Mercedes, gracias por pasar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lola, estoy de acuerdo, las formas siempre son importantes.
ResponderEliminarBesos.
MªJesús, eso no hay quien te lo discuta.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jesús, que tu chiquillo no pierda esa afición aunque tengas que beber un poco más.
ResponderEliminarOtro abrazo "chillao".
Isabel, nada, que no se va el calor. Antiguamente el veranico del membrillo llegaba hasta finales de septiembre pero ahora no sabemos hasta dónde durará.
ResponderEliminarOtro abrazo.
Los sindicatos, como cualquier otra institución esta formada por gente de la que hay (de la que hoy se usa) y por eso dentro, tanto de los aparatos como de la afiliación hay de todo; mucha despolitización, mucha gestión, mucha asepsia y sobre todo mucho individualismo (rapaz y alpinista). Podemos decir lo mismo de la democracia que nos ha tocado, del sistema educativo, etc. Buenos o malos los sindicatos es nuestra único modo de defender nuestros intereses como trabajadores y la democracia nuestra única forma de participar en la vida política. Si pasamos de participar un 82 %, en el caso de los sindicatos, ¿qué queremos? El individualismo absurdo que nos invade (República independiente de mi casa) acabará con todo el tejido social y ciudadano, y quedaremos todos, uno a uno, a merced de un solo poder. Ya sabéis a cual me refiero. "Todo está podrido" puede ser una verdad, pero también la excusa perfecta para hacer el avestruz.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es lo que hay Thornton. Los sindicatos serán imperfectos pero son necesarios para el bienestar del obrero. Y no entiendo que se hable de los sindicalistas en general, habrá de todo como en todas partes.
ResponderEliminarMe ha parecido muy acertada la opinión de Mobesse.
Felicidades también por este artículo y por su diseño tan impactante, eres un artista con la combinación de colores.
Salu2
Vuelvo para decir un par de cosas:
ResponderEliminar1.- Mariano debes hacer un blog,no dilates más la decisión. Se podría llamar, "el obrero y el jefe"
2.- Gracias a la Democracia y a los Sindicatos tenemos Estatuto de los Trabajadores y Ley de Libertad Sindical. Por lo que normas,leyes, derechos y deberes están reflejados y no al pairo de unos y otros.
...y tres (adiccional)Existe una derechona ansiosa de desprestigiar a los "sindicalistas" más que a los Sindicatos, aunque luego se sienten a "pastelear" con ellos, no hay más que mirar alrededor nuestro, sin ir más lejos..
Si tengo gana y tiempo volveré...
Besicos.
Cabopá, ¿no decías que fuera de golf?, ¿en qué quedamos?.... ¡la donna e móbile.....!
ResponderEliminarEsas granadas deben estar buenísimas.
Un saludo.
Los trabajadores solo tenemos , mejor o peor, a los sindicatos para defendernos ante la patronal.
ResponderEliminarNo he visto en toda mi vida a un trabajador que fuese defendido por la CEOE o asociación similar.
Los sindicatos están subvencionados y la CEOE no?
¿Porque la patronal y la derecha liberal ataca tanto a los sindicatos?
Últimamente tengo la sensación de que sólo podemos contar con nosotros mismos para sacarnos las castañas del fuego.
ResponderEliminarY no lo digo por ser un "cuentapropista", pues me parece que hoy por hoy la mayoría de "cuentajenistas" comparten también mi opinión.
Pero volvamos al arte cuanto antes, please.
Un abrazo.
Mobesse, gracias por tus interesantes reflexiones.
ResponderEliminarUn abrazo.
Parker, gracias por tus comenterios.
ResponderEliminarUn saludo.
Cabopá, vuelve siempre que éste es tu club.
ResponderEliminarBesicos.
P.S. Gracias por tu opinión, siempre interesante.
Mariano, llévate unas cuantas granadas de mi casa que a este paso voy a enfermar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Iglesiasoviedo, sé bienvenido y gracias por pasar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jose Lorente, acabo de escuchar "Verklärte Nacht", en la versión para sexteto de cuerda. Cuarteto Juilliard; Trampler y Yo-Yo Ma. Una delicia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cuando trabajé en la "privada" estuve sindicada, iba a las asambleas, me informaba y movía porque no os podéis imaginar las barbaridades que se cometían y eso que más que privada la enseñanza era concertada.Al trabajar en la pública ,aterricé a dar clase de adultos nada más ni menos que a un pueblo donde se estaba eliminando el gran imperio de Segarra( zapatos) y viví la gran experiencia de mi vida, medio pueblo a la calle, la gente hacía huelgas, cortaba las carreteras, se encerraba en el ayuntamiento...esas personas eran mis alumnos-as.
ResponderEliminarTuve la gran suerte de conocer a una gran mujer, una gran sindicalista, que no sólo luchaba por sus compañeros-as sino que luchó por sus deberes y derechos hasta el punto de ser expulsada de su mismo sindicat. Después de veintitantos años me honro con su Amistad.
Pero también os diré, que, menos las dos últimas huelgas, he acudido a todas, a veces sóla en mi escuela, pero de verdad ,tendríamos que poner algunos puntos sobre las íes a los sindicatos y sindicalistas.
Cómo anécdota, dos días después de la huelga me contaba un sindicalista: " Hay muchos( sindicalistas) con baja por estrés, agotados.
Será por tanto esfuerzo?
P.D
Llevo trabajando en la misma escuela 21 años y no hemos tenido la suerte de que nos visiten los sindicatos ( somos 7 trabajadores-as) ni ante la huelga general.
Saludos
Así me gusta.
ResponderEliminarJusto hace un rato hablaba de Schonberg en relación a esa música con la que sólo disfrutan sus intérpretes (falacias). Sus primeros opus son magníficos para cualquier oyente sensible. Yo la tengo por la Orquesta de cámara Orpheus.
Qué hermosa noche transfigurada, sin ánimo de transfigurar tu entrada, por supuesto.
Pero se agradece el detalle.
Un abrazo.
Marta, gracias por tus comentarios, siempre tan auténticos.
ResponderEliminarBesos.
Jose, esa es una magnífica versión. La de Karajan también.
ResponderEliminar¿Y tu cuello, ya te han mordido?
Un abrazo.
De momento está siendo como un abrazo, aunque no sé si de esos que tú coleccionas, porque de vez en cuando veo cómo le asoman los colmillos.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte, este sí para nuestra colección.
Yo paso por aquí, tomo mi café mientras escucho voces tan interesantes como las de Mariano, Mobesse o Marta Mata (y Jose)y miro de reojo mi carnet de afiliado sin más.
ResponderEliminarUn abrazo maestro y enhorabuena por tu lúcida reflexión necesaria.
Siendo hija de minero y estando casada con uno, que fue en un tiempo sindicalista, puedo dar mi opinión desde cierta experiencia.
ResponderEliminarPuedo decir que la existencia de los sindicatos es necesaria, que a ellos, si hacemos un repaso histórico, se les debe mucho de los planteamientos que hoy en día se tienen.
Es incuestionable que el empresario siempre lo será (buscará el mayor beneficio con el mínimo gasto, aunque ahora algunos, pocos aún, hayan comprendido la importancia de mantener una buena relación trabajador- rendimiento, apostando por políticas donde se potencia la “salud laboral”). Sí es cierto, los tiempos han cambiado y no hablamos de los déspotas de hace dos siglos, pero los pasos los marcan las grandes economías. Nadie mejor que un trabajador puede entender las necesidades de otro y por lo mismo buscar soluciones, de ahí la importancia de que sean los propios trabajadores los que formen parte de sindicatos y comités de empresa y sepan con estatutos y leyes en la mano defender sus derechos.
En los últimos tiempos hemos asistido a una especie degradación de la imagen del sindicalista potenciada en muchos casos por el mal uso de sus funciones ante la manipulación que el empresario hace de su poder, o como respuesta tardía ante las actuaciones desafortunadas del gobierno. Siempre puede haber una manzana podrida en un cesto, metafóricamente hablando. El creciente individualismo, el desinterés de los jóvenes ante tales cuestiones y el conformismo social que parece campar a sus anchas hacen el resto para que sean considerados restos de otras épocas. Lo cierto es que su importancia es vital a la hora de reivindicarnos como clase trabajadora imprescindible ante los tiempos neocapitalistas que se avecinan.
Como bien dices, son bienvenidas reflexiones diferentes.
A veces da rabia pensar que en ciertas empresas son un poder fáctico más que oculta nepotismos vergonzosos. Eso pasa y seguirá pasando desafortunadamente, pero no por eso hay que negarles la labor que han realizado durante años, de la que nos hemos beneficiado todos los trabajadores (como tú dices). Otras veces, aunque sólo sea de perro guardián frente al jefe despótico, que por miedo a que se le echen encima, "abusa" con cieeeerrrrta cautela.
ResponderEliminarLas dos caras de la moneda.
Un abrazo, presi. Liberador de esporas dicotómicas.
Jose, he tomado nota de tu clase magistral de jazz. Empezaré ya mismo a escucharla.
ResponderEliminarUn abrazo, coleccionable.
Carlos, estoy con Borges. Leyendo unas conferencias que dio en Harvard, "Arte poética". Tuya es la culpa.
ResponderEliminarUn abrazo, profe.
Mamen, gracias por tu espléndido comentario. Me he impuesto en esta ocasión no entrar en detalles con mis respuestas. En tu caso, lo lamento enormemente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Is@Hz, hasta ahora me han llamado de todo, pero
ResponderEliminar"Liberador de esporas dicotómicas" no me lo habían dicho nunca. Suena bien.
Besicos, ángel de la guarda.
Isabel Martínez, vengo del "Grito". Pásate por el club y te daré una tila en vez de café.
ResponderEliminarUn beso.
Acabo de escuchar que ha muerto Marcelino Camacho. Ese nombre me sonaba de algo Thornton. No estarías preparando un homenaje casi póstumo.
ResponderEliminarEn cuanto a los sindicatos, siempre me atrajo el del crimen. Lo he buscado y me sale una pelí del 60 y un grupo de Hip Hop (o similar) de Madrid. ¿Dónde queda aquel sindicalista de verdad, el señor Capone?
Un abrazo irónico.
Perich
Presi, creo que aceptaré esa tila con ganas, la tomaré y haré las maletas para un pequeño viaje al país de la serenidad, que es lo que el cuerpo me demanda.
ResponderEliminarLos sindicatos... Necesarios, seguro, aunque a veces no los comprenda en los tiempos actuales. Lo digo sin acritud que, recién licenciada, bien que ayudé en uno hasta que la maldita manía de comer a diario me llevó a otras orillas.
Besicos siempre.
Perich, no sabía lo de Marcelino Camacho. Él sí era auténtico. De los buenos.
ResponderEliminarTenía mis dudas con esta entrada, ahora me alegro haberla escrito. Brindo por él.
Un abrazo.
Isabel, hace unos años di con una palabra que me atrapó al instante: "balconear", observar los acontecimientos sin participar en ellos.
ResponderEliminarAlgo así he querido hacer en esta entrada. Agradezco las visitas sin entrar en más detalles. No sé si acierto o no pero la intención es evitar los rifirrafes.
Bueno, ahora ya sí, te pongo un cafetico bien calentico, te traigo la prensa y te reservo una mesa junto al Serrano, que es un buen conversador.
Un beso.
Pues sí, puede ser, sí, claro que sí, unos sindicatos bien organizados que trabajen para el gobierno y las empresas y no para los currantes.
ResponderEliminarUN saludo.
Recuerdos, gracias por pasar y opinar.
ResponderEliminarUn saludo.
Y yo brindo contigo Thornton por Marcelino Camacho ¡faltaría más!... y también por ti y esta reflexiva entrada , que como todas las de este blog "piensan", cualquiera que sea su tema, un lugar donde nos encontramos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Nicolás, ya te he grabado "Dos hermanos", te gustará.
ResponderEliminarUn abrazo, maestro.
P.S. Atento a la siguiente entrada, va de ópera.
Manrique, a mí lo que de verdad me ha gustado de tu entrada ha sido la dedicatoria: "A un joven profesor -al que quiero mucho-
ResponderEliminarno afiliado y que sí fue a la huelga".
Un beso.
Pilar, ¿por qué será?
ResponderEliminarOtro beso.
Aquí vengo a verte por vez primera, hace días que pasó la huelga, yo hice huelga de blog, una manera de participar desde Andorra. Desde luego importan las formas, siii, pero más los hechos, que mano sobre mano no te sacan las castañas ni se comen las granadas, jejeje, espero que no son granadas incendiarias.
ResponderEliminar!Salud! y besitos en general.
Natàlia, gracias por pasar y por quedarte.
ResponderEliminarConsidérate en tu casa.
Marcho a devolverte la visita.
Besos.
Y tanto que es bienvenida. Siempre me ha resultado un tema difuso y tu reflexión, como siempre, resulta clarificadora.
ResponderEliminarVoy leyendo tu blog de vez en cuando y alatoriamente, de ahí lo retrasado de mis comentarios.
Un abrazo, Tigre.