martes, 7 de abril de 2015

GRUÑÓN

NO QUISIERA CONVERTIRME  en un viejo gruñón pero como no controle el carácter que estoy echando me temo lo peor. Hace unos días casi me doy de tortas con un arrobado espectador de procesiones que le llamó la atención a uno de mis hermanos. En la misma semana discutí -hasta molestarle- con un buen amigo porque dijo que no le gustaba la poesía de Eloy S. Rosillo. Ayer mismo, les armé la marimorena a mis mujeres por poner en duda que los televisores 4K son mejores que los Full HD. He pensado -lo digo muy en serio- en escaparme un par de semanas a uno de esos monasterios en donde te bajan los humos y sales siendo mejor persona. Algo he de hacer.









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13 comentarios:

  1. En principio ya haces algo, reconociendo tus "gruñerias".
    Te envío mis saludos.

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  2. Gracias Anna, me animas. Un saludo.

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  3. Es el miedo que nos da a ablandarnos demasiado.

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  4. Al transformar mi perfil de Facebook en página, ya no puedo interactuar como antes. Eso no significa que no te siga. Esta es la prueba.
    Y nos debemos aún ese vino con torraos.
    Un abrazo, maestro.

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  5. Creo que de gruñón nada, discutir no es malo, lo peor es creer que se está siempre en posesión de la verdad.
    He leído alguna de tus últimas entradas y me han gustado mucho son muy simpáticas.
    Un abrazo.

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    1. Un abrazo, Rosario. Me alegra volver a saludarte.

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  6. Querido Thornton,
    Hacía tiempo que no me pasaba por aquí.
    El otro día vi un documental sobre un actor catalán y cuando le preguntaron si estaba contento con su trayectoria dijo: "Con mi trayectoria sí, con mi cotidianidad no. Tu comportamiento cotidiano no es exactamente el reflejo de las ideas que defiendes". Y es que la cotidianidad es lo más difícil, pues ahí es donde nuestro ego encuentra el terreno perfecto sobre el cual plantar su semilla. Y si la dejamos crecer vemos como esta poco a poco se va extendiendo y del ámbito laboral va pasando al familiar y así sucesivamente.
    A mí me ocurre que las situaciones que se me van dando suelen tener un denominador común. Por ejemplo, en febrero todo se demoraba, se perdía, la verdad es que llegó al absurdo y a mí me llevó al enfado, a buscar culpables y a esas cosas, hasta que entendí, como tú lo has hecho, que estaba en mí. A partir de ahí, cada vez que se repetía una situación parecida buscaba lo que yo estaba haciendo mal y que venía de dentro mío. De repente todo empezó a disolverse y las cartas, dinero, etc. empezaron a llegar.
    Cuidado con el discurso del viejo gruñón, yo creo que es un discurso que nos han vendido muy bien: cuando nos hacemos mayores nos volvemos gruñones, miedosos, etc. No deja de ser una creencia y si te la crees entonces es cierta.
    Un gusto haberme pasado por aquí.
    Un abrazo

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    1. Querida Anabel, perdona mi retraso en contestarte pero, la verdad, tengo tan descuidado este club que no me extrañaría que me lo cerraran un día de estos. Casi toda mi actividad hertziana la concentro en facebook -no sé si andas tú también por ahí- y no creas que no siento cierta añoranza de aquellos días de vino y rosas del blog.
      He leído detenidamente tu reflexión y creo que no te falta razón pero mi caso es muy particular. Por motivos personales -que pienso que conoces a través de Carlos- se han convertido en mis nuevas amistades la tristeza, el miedo, la desesperación y otras lindezas de la misma cuerda. Lucho contra todas ellas con todas mis fuerzas y unos días salgo airoso y otros derrotado.
      Un beso muy fuerte querida Anabel.

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  7. Yo se calmar a esa fiera.... Un tigre como tú, solo necesita un frío quintico, una marinera y una buena conversación.... Como por ejemplo, hablar del atlético de Madrid... Así que ya sabes..... Un abrazo maestro....

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