Todas
las maneras de sentirse uno feliz se parecen entre sí. Así
comienza Ana Karenina. Como muchos de
vosotros, yo también colecciono primeras frases. Esas frases que llaman nuestra
atención nada más leerlas.
Cuando abro un libro, presto un interés especial a esas
primeras palabras que me encuentro y, si me atrapan, quedan inmediatamente marcadas
por mi colilla de lápiz y transcritas a mi cuaderno. Esta afición empezó cuando
a los 15 años leí Scaramouche y me
topé con la frase más afortunada de mi colección: Nació con el don de la risa.
Esta costumbre mía de anotar arranques, me permitió hace
poco descubrir un hecho que, por su importancia, paso a revelaros: Un escritor
de mi tierra -un gran escritor- empieza todas sus novelas escribiendo la misma
letra: la E.
Alguno de vosotros estará pensando que no es para
tanto el descubrimiento. Pues sabed que ha sido mi mayor aportación al mundo de
las letras y que no estoy dispuesto a que no se me reconozca el mérito. Ninguno de los
grandes escritores y críticos que han elogiado la obra de este autor; ni aquellos que lo han elegido para su tesis doctoral. Nadie, nadie ha caído en la cuenta. Ni siquiera su álter ego -otro importante hombre de letras y cuyo nombre empieza también por E- fue capaz de fijarse en ese pequeño detalle.
Presenté mi
reciente descubrimiento en una sobremesa con un grupo de buenos amigos. Me sentía como un pavo real desplegando sus plumas.
Alguno de los presentes quiso quitarle importancia al asunto pero no lo
consiguió. El escritor fue el primer sorprendido y no supo –o no quiso- explicar
el por qué de su devoción a esa vocal. Me prometió, tras un sorbo de gin-tónic, que en honor a mi descubrimiento su siguiente novela también
arrancaría con esa letrita.
Estaré atento a la prometida E… y a la primera frase.
Hace ya algún tiempo que me dí cuenta de que los estudiosos de la literatura encuentran en los autores cosas que los interesados no saben...hbrá que decirles "Nosce te ipsum".
ResponderEliminar(A mi me apasionan los buenos finales)
Tendré que aplicar mis conocimientos de psicología para averiguar la causa.
ResponderEliminarUn abrazo, MªJesús.
P.S.:(También los hay buenos. Vale.)
Al Gran byVázquez le preguntaron su opinión sobre los estudiosos del cómic, que aplicaban teorías freudianas a los tebeos de las hermanas Gilda. Vázquez los puso a caldo, porque él no veía nada de eso en sus creaciones.
EliminarQuién sabe si este escritor murciano reaccionó igual cuando expusiste tu teoría. O quizá se vio descubierto y se hizo el sueco para no confesar un secreto.
El caso es que el dato es curioso. Buscaré las novelas de autor al que creo que te refieres, y comprobaré por qué letra empiezan, para ver si he dado en el clavo.
Saludos.
No, aún no he dado explicación psicológica al asunto. Es más, fui interrogado al respecto y trasladé la pregunta al responsable que estaba allí presente, sin obtener respuesta.
ResponderEliminarHace ya muchos años vi una entrevista en TV a Bertolucci. Decía el director que cuando estrenaba una película esperaba a leer la crítica para saber qué había querido expresar con su obra. Esas explicaciones freudianas son, a veces, muy peregrinas.
Un abrazo.
Qué curioso...Yo anoto ideas en los márgenes de mis lecturas.
ResponderEliminarEn una de mis presentaciones una lectora me preguntó la razón de que mis protagonistas tuvieran siempre en sus nombres la inicial A, yo tampoco había caído en que eso era así...¡Qué cosas!
Pues tendrás que averiguar esa querencia por la A. ¿Algún amor de veranos alberqueños?
EliminarMi Profe, sagaz y lleno de humor, nos estimula con sus lecturas, músicas, juegos y otras atracciones. Es un encanto y así se lo hago saber.
ResponderEliminarY le mando besos, normal!
Virgi, tú sí que vales.
ResponderEliminarUn beso.
Hace tanto tiempo que no vengo por aquí que hoy te he leído con la máxima atención ( como siempre)
ResponderEliminarEs tan delicado y significativo lo que nos explicas que no lo voy a olvidar nunca. Yo también subrayo y guardo frases cuando leo pero, no las guardo. Ahora cuando lo haga siempre me acordaré de ti, hombre sabio.
Besicos
Cabopá, qué buena amiga eres. Nunca me fallas.
EliminarBesicos.
¡Cómo se nota que tus lecturas son muy profundas!
ResponderEliminarMe añado al club de lectores que subrayan.
Un abrazo fuerte.
Siempre leo con un cabo de lápiz en la mano. Tengo repartidos por mis casas cientos -y no exagero- de esas colillas lapiceras.
EliminarUN ABRAZO.