La principal diferencia entre los hombres y los dioses es que los
dioses no creen que pueden convertirse en hombres.
DENNIS LEHANE
Conozco gente que solo lee en verano. Se pasan el día leyendo como posesos, libro tras libro, andan todo el día ensimismados pasando páginas y en cuanto asoma el otoño se despiden de ellos hasta la temporada próxima. A más ver.
Entre mis estrategias lectoras, el verano también adquiere su protagonismo: me gusta abordar los tochos cuando estoy en la playa. Así, Guerra y Paz, La Montaña Mágica, Vida y Destino, Moby Dick… los he engullido entre baño y baño.
Y ya he llegado a donde quería llegar: este verano uno de mis hijos me obsequió con un tochito –Para mi padre, a quien debo el disfrute de libros como éste. De tu hijo que te quiere, Manrique- de 728 páginas. Su título es el que he robado para esta entrada, Cualquier otro día. Su autor, Dennis Lehane, es autor, entre otras, de Mystic River, aquella historia que llevó al cine Clint Eastwood.
Les ahorraré una crítica al uso. No está entre mis virtudes desgranar un libro y pontificar sobre su calidad. Ni siquiera les diré que retrata impecablemente la América de principios de siglo XX, con sus problemas raciales, el fin de la hegemonía irlandesa, el terrorismo anarquista y el auge del movimiento sindical.
Lo que sí me atrevo a decirles es que se trata de uno de esos libros que caen en tus manos cada diez años. Lo lees a horas y a deshoras, te levantas de madrugada para seguir leyéndolo y se lo recomiendas a todo bicho viviente. Una joya.
Los diálogos parecen sacados de una película de cine negro y raro ha sido el capítulo en donde no he encontrado una perla para mi florilegio:
El verdadero precio de tener una familia es no poder evitar el dolor de los seres queridos.
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Señor T, a mi lo que mas me llama la atención de ese libro es la dedicatoria. ¡Qué lujo tiene ese hombre llamado Manrique en casa! Lector con quien compartir libros y padre a la vez...
ResponderEliminarSalud.
Holaaaaaaaaaaa,
ResponderEliminarLeo más en verano porque tengo más tiempo, ya sabes, "la fábrica de conservas" pero soy de las que leo siempre, me gusta leer y me gusta escribir...
Cómo me alegra verte mi querido amigo y profesor jubilado. Tus entradas son una verdadera lección de didáctica aplicada...
Ando por la ciudad, mañana pasaré por "la plaza" me asomaré por si acaso...
Besicos
Esa perla es perfecta. También yo la sufro.
ResponderEliminarY, sin embargo lo que me encanta de esta entra y me parece absolutamente literario es. "Ni siquiera les diré...".
Bien vuelto.
(entrada)
ResponderEliminarCuando me pica el gusano de la lectura éste no entiende de estaciones. Sin embargo, el otoño, que para mí es época de recogimiento, mientras caen las hojas yo me dedico a pasarlas.
ResponderEliminarCelebro el retorno veraniego. Ya echaba de menos estas reflexiones sobre las pequeñas cosas de la vida diaria.
La putada de los veranos es que no podemos leerte.
ResponderEliminarAbrazo.
En cuanto a hábitos lectores, lo mío más que un hábito es un vicio que no distingue estaciones. Como todo vicio, es compulsivo y difícil de erradicar.
ResponderEliminarÚltimamente, me debo estar volviendo vieja, porque releo más que leo. Lo admito con resignación, a ver qué remedio.
Apunto tu recomendación con ganas.
Me alegra tu vuelta. Te extrañaba, Presi. Ahora, en breve, me toca largarme a mí.
Miles de besos de bienvenida.
Distinguido pollo
ResponderEliminarCoño, me quedao a medio, como siempre. Me alegra vete de nuevo por aqui, y con esa entrada arrolladora ( de 728 pag. nada menos. Espero ansioso que llames a capitulo para acudir como un solo hombre (o dos). Un abrazo. Ah! Que fue del caldero?
ResponderEliminarCulturajos, tú si que sabes encontrar lo esencial.
ResponderEliminarLas dedicatorias de Manrique siempre me emocionan. Recuerda aquella que ya comenté hace algún tiempo: "Al Maradona de los padres".
Un abrazo.
Cabopá, serás una jubilada -cuando seas mayor- de las que no se aburren. Leer y escribir, cine y café, viajar... a qué esperas.
ResponderEliminarYo también me alegro de "verte".
Besicos.
MªJesús, tú si sabes destripar un texto. Zapatero -con perdón- a tus zapatos. Insisto en la recomendación.
ResponderEliminarBesicos, hada buena.
David, ¿eres el David que yo pienso que eres? ¡Manifiéstate!
ResponderEliminarMe ha gustado cómo lo has descrito:"mientras caen las hojas yo las paso". Me lo apunto.
Un abrazo.
Blanco, maestro, yo sí estoy deseando leerte. Allá voy.
ResponderEliminarUn abrazo.
P.S. Tremendo lo de Ríver.
Isabel, Estoy deseando contar en voz alta tus recientes éxitos literarios. Me pongo a la faena.
ResponderEliminarBesicos.
Mariano, amigo, hace un par de semanas dimos buena cuenta del caldero. Tu amigo el asilvestrado -él lo negará- quedó comisionado para convocarte. La próxima vez -no hay que esperar al próximo verano- te avisaré personalmente. Te echamos de menos. Algo es algo.
ResponderEliminarUn abrazo y hasta pronto.
P.S. Me voy a tu Asilo.
Cómo me alegra verte de nuevo por aquí, menudas vacaciones te has raspado. Una vuelta muy literaria, por cierto. Yo leo cuando puedo, siempre que puedo, que suele ser en la cama, antes de dormir, precisamente en verano me resulta más difícil.
ResponderEliminarTendré en cuenta el título que nos traes, "Cualquier otro día", me lo apunto. Gracias.
Hasta pronto.
También es autor de "Adios, pequeña, Adios", con la que Ben Affleck también hizo una pequeña obra maestra(Ben Afflek apunta maneras), un tanto ensombrecida por Mystic. Yo también te voy a hacer caso antes de que a alguien se le ocurra hacer una gran película con esta.
ResponderEliminarYa estaba bien de veraneo, ¿no?... Como ves nos alegramos de tenerte de nuevo a tiro de click
ResponderEliminarAbrazo!
Vaya una tarea más gorda que nos pones. Por su peso debe pasar a la pila directamente para aguantar al resto.Lo mejor del libro parece estar en la primera página.
ResponderEliminarEn tus vacaciones permanentes te da para alcanzar el nivel de lecturas de Borges y me consta que andas cerca.
Por cierto, bienvenido maestro. Un abrazo grande.
Mercedes, bueno, mis vacaciones, ya sabes, son eternas.
ResponderEliminarMarcho a tu blog de inmediato.
Un abrazo.
Javi, después de "Cualquier...", he leído de este autor, "Abrázame oscuridad", y ya no me ha gustado tanto.
ResponderEliminarYa somos legión, entre mis amigos, los que leemos a Fante y a todos les digo que tú me lo descubriste. Al César...
Un abrazo, genio.
Ángel, si es que La Manga es mucha Manga. Encima, rodeado de amigos de esos "que dan sed". El paraíso.
ResponderEliminarUn abrazo, poeta.
Carlos, profe, me incorporaré a tus clases de inmediato. No seas duro conmigo y no me anules la matrícula.
ResponderEliminarA propósito del porteño ciego, el otro día leí una descripción que hacía de un sujeto. Terminaba diciendo: "...para mayor recato era afónico". ¡Homérico!
Un abrazo de los grandes.
Tomo noto y encantada de volverte a ver y leer.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
¡Vaya, por fin regresas, menudas vacaciones!
ResponderEliminarTe extrañaba pero MUUUUUUUUCHO.
Y respecto al libro, a ver si lo consigo, esa colección tiene grandes escritores.
Nada, que lo apunté ya.
Un fuerte abrazo, querido Profe.
(a mí me regalaron a finales de junio otro tocho de 700 págs, "Nosotros los ahogados", de un danés que me atrapó totalmente)
Querido Thorton, me manifiesto e intentaré despejar tus dudas. Soy David, anteriormente Estrella, pero no sé que pasa que al poner el comentario no sale mi imagen del perfil (la flor con la abeja). El motivo del cambio es que estoy en proceso de cambio de identidad de género.
ResponderEliminarUn saludo muy cordial a todos, y especialmente a tí.
He visto una foto tuya entrando a canasta con la camiseta del Licor 43 ¡que tiempos¡ dos trayectorias deportivas parecidas la tuya en Murcia(Juver coach) y la mía en Cartagena(C.B Cartagena director deportivo)ambos jugadores del Licor 43 yo era el baby del team y tú el director de juego (el uno)
ResponderEliminarsaludos
Ya iba siendo hora de que aparecieras señor Presidente. Un gustazo leerte de nuevo.
ResponderEliminarAnoto tu recomendación como siempre.Dos besos.
Deberías decirle a tu hijo Manrique que te regale todos los meses un libro con una de sus dedicatorias, pues tendrías una colección impagable. Un abrazo a los dos.
ResponderEliminarMamen, yo también me alegro de verte.
ResponderEliminarUn abrazo.
Virgi, ya sabes que llevo esto del blog como mi régimen de adelgazamiento, ahora me toca comer y me convierto en don Apetito. Te visitaré ya mismo.
ResponderEliminarUn beso.
David, quedo enterado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Alfonso, guardo muy buenos recuerdos de aquellos años en el Licor 43. Eras un jugador de mucho talento, poseías lo más dificil en el deporte: clase.
ResponderEliminarUn abrazo.
P.S.¿Tomaremos algún día unas cañas en La Tana?
Encantado de volver a saludarle señor Thornton.
ResponderEliminarSon impresionantes las dos citas que nos trae en esta ocasión:
-"La principal diferencia entre los hombres y los dioses es que los
dioses no creen que pueden convertirse en hombres".
-El verdadero precio de tener una familia es no poder evitar el dolor de los seres queridos.
Le agradezco su sugerencia. La leeré.
Salu2
Lola, no te arrepentirás, espero.
ResponderEliminarUn saludo.
Mariano, ¿ya me has levantado el castigo? Espero que sea así.
ResponderEliminarNo es mala idea la de las dedicatorias de Manri, se lo haré saber.
Un abrazo.
¿Traditore?, no creo.
ResponderEliminarA mí también me parecen frases de esas que subrayas con el cabo de lápiz.
Un saludo
Me ha gustado eso de la buena fe
ResponderEliminarTodavía no he terminado de volver, pero si he pasado por tu club (una de las estaciones con parada obligatoria en el camino de vuelta). Así que, por mi parte, también queda inaugurado este nuevo curso.
ResponderEliminarEl último tocho que he leído "Sueño en el pabellón rojo" de Cao Xueqin me supo a poco. Y eso que yo leo despacio, rumiando mucho. Las profundidades de Moby Dick tampoco me dejaban ir a velocidad de crucero, al contrario, siempre estaba varado en alguna frase o en la calma chicha de algunos capítulos.
Ahora que me voy haciendo viejo ya no leo (literatura) casi. Sólo "tochos" de "estos".
Un abrazo